Por La Jornada, 30 de noviembre de 2018

Un grupo de científicos anunció este miércoles el lanzamiento del intento de rehabilitación más ambicioso de la Gran Barrera de Coral, que consiste en recolectar óvulos y esperma de estos animales y criarlos en laboratorio antes de reintroducirlos en la joya de la naturaleza australiana.

La Gran Barrera de Coral, reconocida como patrimonio mundial por la Unesco en 1981, tiene una extensión de 345 mil kilómetros cuadrados y está considerada como el arrecife más grande en el planeta.

A causa del cambio climático, sufre episodios sin precedente de blanqueo. También está amenazada por el acantáster púrpura, estrella de mar que devora los arrecifes, y por las actividades industriales y agrícolas.

Investigadores australianos anunciaron este miércoles un ambicioso proyecto para criar larvas de coral que luego serán integradas en las zonas más dañadas de la barrera.

“Es la primera vez que el conjunto del proceso de cría de larvas y de integración en los arrecifes tendrá lugar en la Gran Barrera de Coral”, declaró en un comunicado Peter Harrison, de la Universidad Cross del Sur.

“Nuestros equipos restaurarán centenares de metros cuadrados con el objetivo de llegar (a restaurar) en el futuro kilómetros cuadrados, lo que representa la mayor extensión alcanzada hasta ahora”, añadió el investigador australiano.

Aprovecharán próximo periodo de reproducción

El lanzamiento del Proyecto de restauración de larvas se producirá en el mismo periodo del año en que tiene lugar la reproducción de los corales, que empezará durante los próximos días y sólo dura entre 48 y 72 horas.

Su propósito es recopilar óvulos y esperma de coral durante el breve periodo de segregación, después criar larvas y reintegrarlas a continuación en las zonas dañadas de la Gran Barrera.

No obstante, esta operación cuenta con la dificultad de la gran dispersión de los óvulos y esperma que se producen en función de las olas y las corrientes marítimas.

El blanqueo de coral, que comporta la decoloración de estos animales marítimos, se debe sobre todo al aumento de la temperatura del agua del mar, que provoca la expulsión de las algas simbióticas que dan al coral su color y sus nutrientes.

Los arrecifes se recuperarán si disminuye la temperatura, pero también pueden morir si persiste el fenómeno.

Durante los pasados 20 años, la Gran Barrera experimentó cuatro periodos de decoloración extrema: 1998, 2002, 2016 y 2017.

Una de las novedades del programa impulsado este miércoles es que la cría de larvas se realizará en paralelo a la de algas microscópicas.

“Esperamos acelerar el proceso si conseguimos que las posibilidades de supervivencia y crecimiento del coral se vean reforzadas con la absorción rápida de algas”, explicó David Suggett, de la Universidad Tecnológica de Sidney, que colabora en el proyecto.

Harrison confía en que la cría de larvas servirá para restaurar la Gran Barrera, pero reconoce que será insuficiente.

“La acción en defensa del clima es la única forma de garantizar la supervivencia de los arrecifes de coral”, afirmó Harrison.

“Nuestro proyecto de rehabilitación de arrecifes servirá para ganar tiempo con la finalidad de que las poblaciones de coral sobrevivan y evolucionen hasta que se reduzcan las emisiones de dióxido de carbono y se estabilicen las temperaturas”, añadió