Por Angélica Enciso L., La Jornada, 30 de noviembre de 2018

Entre 2010 y 2017 se destinaron 34 mil millones de pesos a los bosques, de los cuales 72 por ciento fue para reforestación, restauración y pago de servicios ambientales, lo cual no incentiva la conservación ni la producción maderable. Al mismo tiempo se perdieron alrededor de millón y medio de hectáreas, sobre todo en el sureste del país, señaló el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.

Sergio Madrid, director del consejo, presentó un análisis en ocho categorías de la distribución de recursos en el sector, entre los últimos tres años del sexenio pasado y los cinco primeros años del que está por concluir, y reveló que por cada peso asignado a actividades orientadas al fomento de actividades productivas, se destinaron tres pesos a las conservación pasiva, y dijo que si la gente no ve los recursos, percibe pocos incentivos para conservar.

Se calcula que 46 por ciento de los recursos se fueron a reforestación, conservación y restauración forestal y 26 por ciento a pago por servicios ambientales, manifestó en entrevista. Así, a 20 años de la creación de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la tendencia de la política del sector ha favorecido el reparto de los subsidios, desvinculado de una planeación estratégica para impulsar el desarrollo forestal integral, centrado en las personas, en la generación de capacidades y en el fortalecimiento del capital social comunitario.

Crece dependencia externa

Añadió que ante los múltiples problemas que enfrentan los territorios forestales y la heterogeneidad de las condiciones sociales, económicas y ambientales, la respuesta de la Conafor ha estado sesgada en distribuir subsidios, mal dirigidos, poco efectivos y enfocados a la conservación pasiva.

Esta apuesta, dijo, es preocupante porque no sólo se gasta una gran cantidad de recursos públicos, sino que éstos generan impactos negativos en las regiones al favorecer modelos de funcionamiento altamente dependientes del apoyo externo y no como gestores de ellos.

Destacó que la información oficial no es precisa, por lo que en el tema de la deforestación, por ejemplo, las cifras oficiales hablan de una pérdida de 90 mil hectáreas en 2017, cuando Global Forest Watch reportó que ese año desaparecieron 270 mil hectáreas arboladas. Además, la tendencia va en ascenso, ya que en 2014 fueron alrededor de 155 mil hectáreas. Los estados en los que se reportaron las mayores pérdidas de cubierta forestal fueron Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Yucatán.

El gobierno federal se fijó la meta de llegar a una producción cercana a 12 millones de metros cúbicos por año, pero no se logró, porque apenas ascendió a unos 7.2 millones de metros cúbicos en 2017 y para 2018 se estima en 7.6 millones.

Ejemplificó que los subsidios han estado mal dirigidos, ya que el costo de cada hectárea por reforestación fue de 11 mil 350 pesos, mientras que fueron 97 pesos a manejo forestal, proceso por el que se realiza la extracción legal de madera. Se calcula que 40 por ciento de los subsidios se van a Chiapas, Chihuahua, Michoacán, estado de México, Oaxaca, Durango y Guerrero.