Guatemala: Las semillas campesinas e indígenas representan la vida, la libertad y su historia

"Reconocer y atacar la desnutrición desde las causas estructurales y no mantener acciones paliativas y asistenciales que solamente benefician a quienes las promueven y concursan en su expendición, y una mayor dependencia a los alimentos importados e industrializados, y esto permite mayor corrupción en la esfera del Estado, que irrespeta la cultura alimentaría de los pueblos."

Por REDSAG, 16 de octubre de 2018

En el marco del día mundial de la alimentación, las organizaciones que forman la Red Nacional por la Defensa de la soberanía alimentaria en Guatemala (REDSAG) y las  delegaciones de Centro América, México, Panamá, Colombia y Ecuador de la red internacional “SEMILLAS”, reunidos en San Pedro La Laguna Sololá y Chimaltenango en el XII encuentro nacional de agroecología y  I Encuentro de Sabias y Sabios de las Semillas y de otros Saberes Tradicionales; Consideramos que:

  • La aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales, en el 39º (TRIGÉSIMO NOVENO) periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos desarrollado del 10 al 28 de septiembre del 2018; legitima las luchas para la construcción y reforzamiento de la Soberanía Alimentaria, donde los valores sociales, culturales, económicos y políticos están plenamente respetados y confirmados, por ende, vemos como una acción trascendental muy importante.
  • Estamos conscientes que la agroecología y la soberanía alimentaria son estrategias que reducen los problemas de hambre en países con altos índices de desnutrición como el nuestro, pues la producción agroecológica de alimentos a nivel familiar, respetando sus sistemas tradicionales como la milpa y el huerto de traspatio, permite el consumo de alimentos agroecológicos que además de aportar los nutrientes necesarios, también fortalece la economía local al generar auto empleo e ingresos por venta de sus excedentes.
  • En Guatemala la desnutrición se incrementa con el transcurrir de los años, debido al incremento de la pobreza, el cambio climático y el poco interés de los gobiernos en turno de reconocer y resolver el problema desde las causas que le dan origen y solamente desarrollar acciones paliativas y asistenciales.
  • Es importante resaltar que el hambre y la desnutrición no se solucionan con la introducción de alimentos y el cultivo de organismos vivos modificados, debido a que estos alimentos no son inocuos para la salud humana, que puede cruzarse con algunas especies de polinización abierta de nuestra biodiversidad, que incrementa el uso de herbicidas y con ello la contaminación ambiental, erosiona los conocimientos tradicionales e impacta la economía de las familias campesinas. Es por eso que reiteramos nuestro total rechazo al Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados para uso agropecuario, que publicó el 30 de Julio del 2018 el Ministerio de Economía para la consulta pública y anunció como plazo de 60 días a partir de la publicación la recepción de comentarios, mismos que ya presentamos y esperamos se les de la atención debida.

Por lo ante expuesto exigimos que se promueva la soberanía alimentaria a través de:

  • Que el Estado de Guatemala adopte e implemente la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Campesinos y de otras personas que trabajan en las zonas rurales.
  • Que el Estado no permita los cultivos transgénicos y en su lugar se promueva la conservación y recreación de las semillas campesinas e indígenas.
  • Que se promuevan espacios de intercambio y se protejan los saberes tradicionales relacionados con el manejo sustentable de la biodiversidad, la producción, la preparación y el consumo de alimentos y medicinas tradicionales; ante los mecanismos de bio prospección, propiedad intelectual, registro, certificación y mercantilización que además los siguen despreciando y erosionando.
  • Que se fortalezca, promueva y no se obstaculice la producción agroecológica familiar y sus sistemas tradicionales de cultivo como el sistema milpa y los traspatios diversificados, para aumentar la disponibilidad de alimentos saludables y accesibles para toda la población.

Reconocer y atacar la desnutrición desde las causas estructurales y no mantener acciones paliativas y asistenciales que solamente benefician a quienes las promueven y concursan en su expendición, y una mayor dependencia a los alimentos importados e industrializados, y esto permite mayor corrupción en la esfera del Estado, que irrespeta la cultura alimentaría de los pueblos.