Por La Vía Campesina, 28 de agosto de 2018

Más de 30 delegadxs de La Vía Campesina y aliados/as, en asistencia a la reunión cara-a-cara del colectivo internacional de justicia social y ambiental, visitaron la cooperativa de mujeres Gloria Quintanilla, en Santa Julia, municipio El Crucero en Nicaragua.

La cooperativa Gloria Quintanilla—parte de la Asociación de Trabajadores del Campo (ATC -miembro de La Vía Campesina)—tiene unos 22 miembros y es una de las cooperativas campesinas más exitosas a nivel nacional, reconocida por sus prácticas agroecológicas. Santa Julia tiene unas 79 familias, de las cuales las mujeres hacen el corazón del liderazgo de la comunidad.

Durante la visita, lxs delegadxs recibieron las bienvenidas del liderazgo de la cooperativa, tres mujeres adultas y dos jóvenes (una de las cuáles, con 23 años, es la vicepresidente y la otra, de 29 años, la secretaria), mostrando que la cooperativa tiene futuro y un plan para la continuidad a través del empoderamiento de la juventud en lo que ellas dicen, “el relevo intergeneracional”. Antes de que lxs delegadxs pudieran ver los campos, tuvieron la oportunidad de disfrutar el café producido por la cooperativa y gozar una comida deliciosa de tortillas, plátanos, frijoles, yogurt y queso, todo producido por la cooperativa.

Reforma agraria y agroecosistemas diverdificados

La comunidad está sentada en la tierra que una vez tuvo como dueño el exdictador de Nicaragua, Anastasio Somoza, quien fue derrotado por el movimiento revolucionario sandinista. La comunidad era parte de la fuerza laboral de la finca cafetalera. La tierra fue redistribuida a la comunidad durante la reforma agraria por lxs sandinistas.

Antes de la reforma agraria, la tierra solo era para café, con insumos químicos intensivos. Ahora, las mujeres han transformado la tierra y diversificado a la producción de cultivos con agroecología. La cooperativa ha seguido cultivando café, pero ha comenzado a producir, en los últimos cinco años, una diversidad de cultivos tradicionales (banano, plátano, yuca, ñame, maíz, hortalizas, etc.), cuyas semillas se producen, conservan e intercambian localmente con otrxs campesinxs. La comunidad de Santa Julia enfrenta la escasez de agua durante la temporada de sequía. Las campesinas han innovado maneras de cosechar el agua de lluvia, pues durante la temporada lluviosa reservan en tanques subterráneos y agujeros el agua, para luego utilizarla para regar plantas durante la temporada seca.

El café es procesado y empacado por la cooperativa, y vendido directamente a los mercados locales. Los intermediarios que anteriormente compraban el café recién cortado ya no controlan el mercado y esto ha permitido que la cooperativa, sea no solamente innovadora, sino además agregar valor y negociar mejores precios para el café.

Formación

La comunidad ha recibido formación para construir la autosuficiencia y soberanía alimentaria para reducir la pobreza, que se incrementó durante la implementación de las políticas neoliberales antes de que el gobierno sandinista regresara al poder.

Las campesinas participan en procesos de formación durante cuatro horas cada viernes entre abril y diciembre. Carlos Marena, quien trabaja en la institución pública de sanidad vegetal, ha estado trabajando con la comunidad de Santa Julia durante 2 años, ayudándoles a establecer el café. La escuela campesina provee formación práctica y técnica sobre la producción de café, el manejo de plagas, el procesamiento y torrefacción de café, así como el mercadeo. La cooperativa intenta comenzar con la producción de cacao proxímamente.

Además, las mujeres han sido capacitadas para mantener registros financieros, registros de sus asambleas y han comenzado una cuenta de ahorros con fondos rotativos para la compra de materiales. Ellas se reúnen el último domingo de cada mes para revisar las operaciones de la cooperativa, incluyendo la paga de préstamos. El consejo administrativo es responsable para las operaciones y responde ante la membresía. Las miembros del consejo se eligen cada tres años.

Desarrollo Comunitario

La comunidad también construyó dos aulas con recursos propios. Según Lea Moirina Moncado, secretaria de la cooperativa, las aulas fueron construidas para darle vergüenza al gobierno neoliberal de ese entonces, que había denegado su responsabilidad de construir esas estructuras en la comunidad. “Lo que nosotras hacemos no es para las socias de la cooperativa. Lo que nosotras hacemos es para toda la comunidad.” Las y los niños utilizan las aulas en la mañana.

Las mujeres también juegan un papel crítico en la escuela, enseñando y transmitiendo el conocimiento indígena a sus hijos e hijas, acerca de las tradiciones y costumbres, tales como la preparación de comidas típicas como tortillas, las medicinas naturales (por ejemplo, el uso de jarabe de guayaba para control los parásitos, el ajo para las infecciones, etc.) y su uso. También han estado jugando un rol importante en la recuperación de las prácticas tradicionales.

“Somos profesoras de la medicina natural,” comentó Lola Esquivel, tesorera de la cooperativa. La cooperativa construyó instalaciones para generar mayor ingreso. Según Claudia Marceio Alvarado, la vicepresidenta, la cooperativa recibía visitantes desde los Estados Unidos de América y Canadá. Sin embargo, los turistas dejaron de llegar debido al conflicto político causado por la oposición apoyada por el Occidente.