Por Friday Phiri, IPS Noticias, 25 de mayo de 2018, Traducción de Verónica Firme

Es un secreto a voces que los mecanismos financieros públicos por sí solos no son suficientes para cubrir la demanda de fondos para el clima, en especial en los países en desarrollo, donde el costo de implementar sus contribuciones determinadas a nivel nacional y de realizar la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono ronda los 4,3 billones (millón de millones) de dólares.

Es una suma enorme en relación con lo que ofrece el Fondo Verde para el Clima (FVC), que todavía se cuenta en millones.

El FVC es uno de los instrumentos creados en la 17 Conferencia de las Partes (COP17) de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), realizado en la ciudad sudafricana de Durban.

Buscar la forma de obtener múltiples fuentes, incluido el sector privado, aparece como una estrategia clave para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

Por eso, el Banco Mundial creó plataformas para debatir sobre cómo impulsar una combinación de fondos públicos y privados

Una de esas plataformas es Innovate4Climate, lanzada en 2017 en Barcelona.

El encuentro realizado en la ciudad alemana de Frankfurt, del 22 al 24 de este mes, sobre cuatro áreas temáticas, reunió a líderes de la industria, gobiernos y organismos multilaterales para trabajar sobre instrumentos financieros innovadores para el desarrollo y sobre estrategias para impulsar un desarrollo con bajas emisiones de carbono y resiliente al recalentamiento planetario.

Aporte privado a la inversión climática

El foco está en la importancia del sector privado en la lucha contra el recalentamiento planetario. Así se exploran oportunidades de negocios sensibles al clima como, por ejemplo, cómo crear mercados para inversiones climáticas, y qué enfoques son efectivos para eliminar el riesgo de las inversiones.

Un ejemplo clásico es el modelo combinado del FVC de usar cuatro instrumentos financieros: préstamos en condiciones favorables, acciones, subsidios y garantías que pueden utilizarse bajo diferentes modalidades y en varias etapas del ciclo financiero.

Los títulos de deuda y las acciones ayudan a cerrar una brecha financiera específica para proyectos y programas concretos, logrando concluir más proyectos y programas, mientras las garantías ayudan a reunir fondos privados de bancos multilaterales de desarrollo, nacionales y otros.

“Eso ya se ve con el FVC”, indicó Fenella Aouane, del Instituto Global de Crecimiento Verde (GGGI, en inglés).

Implementación de las CDN: políticas y fondos

Otro elemento central de la conferencia de este año de Innovate4Climate es el foco puesto en mejorar el acceso a recursos económicos y en apoyar la construcción de capacidades para que la implementación de las CDN sea un éxito.

Ese flujo apunta a iniciativas para “llegar más lejos, más rápido, juntos” en la implementación de las CDN.

Las cuestiones clave tienen que ver con mejorar el acceso a fondos y movilizar nuevos recursos para fortalecer la disponibilidad de fondos para el clima y acelerar el desembolso, cómo incrementar y sostener las ambiciones y garantizar la responsabilidad y cómo reducir los costos de las transacciones mediante la estandarización y la simplificación de procesos.

Innovación para la resiliencia climática

La tecnología es un elemento fundamental de los medios para implementar el Acuerdo de París.

No hay dudas de que las tecnologías innovadoras y los instrumentos financieros cambian la narrativa de la resiliencia del cambio climático.

Este flujo presenta logros y modelos en materia de agricultura climáticamente inteligente, acción climática en las ciudades y gestión del riesgo de desastres.

“Los valores privados ofrecen una gran cantidad de dinero”, señaló Tony Simon, director general, del Centro Mundial Agroforestral (ICRAF), en el primer Talanoa organizado por la CMNUCC, en el marco de la Semana Climática de África, realizada en Nairobi, en abril de 2018.

“Utilicen el dinero de la Red y el Centro Tecnológico para el Clima y otras fuentes y usen eso como una oportunidad para reunir fondos para iniciativas climáticas”, añadió.

Mercado Climático

El foco de este tema fue la contribución de los enfoques basados en el mercado a iniciativas eficientes en materia de mitigación del cambio climático.

Los delegados debatirán tendencias actuales y futuras en torno a resultados prácticos de las negociaciones internacionales sobre el artículo 6 (cooperación voluntaria sobre acciones de mitigación y adaptación).

También se busca comprender qué puede esperarse de la aviación y de la navegación.

“Un área en la que la silvicultura espera que el sector privado se interese es la industria de la aviación; como actualmente trata de decidir cómo compensar sus emisiones, y una forma sería a través de la compra de activos de compensación de carbono, podría ser la silvicultura con alguna modalidad de crédito de carbono”, explicó Fenella, de GGGI, a IPS.

“Si lo hacen, podría haber una posible ganancia clara para los inversores”, apuntó.

Según el informe anual de 2017, GGGI ayudó a movilizar más de 500.000 dólares de inversiones verdes para ayudar a los países en desarrollo y economías emergentes en su transición hacia un crecimiento social y económicamente inclusivo y sostenible.

De hecho, contribuyó a la movilización de 524,6 millones de dólares de inversiones verdes en Etiopía, India, Indonesia, Ruanda y otros países, en los que opera la organización internacional con sede en Seúl.

“Es todo un logro para GGGI, y representa más de 11 veces el presupuesto actual de la organización de 2017”, indicó el director general, Frank Rijsberman.

Con el apoyo técnico para diseñar y eliminar el riesgo de proyectos financiables, el monto total movilizados de 412 millones procedieron del sector privado.

Bancos multilaterales

Según el Banco Mundial, los fondos climáticos en condiciones favorables son una estrategia fundamental en este eje para apoyar a los países en desarrollo a construir resiliencia frente al empeoramiento del clima y para catalizar las inversiones privadas.

Con ese enfoque, los bancos multilaterales aumentaron sus fondos para el clima en los países en desarrollo y en las economías emergentes a 27.400 millones de dólares, en 2016, incluyendo más de 11.000 millones del Banco Mundial.

El Banco Africano de Desarrollo contribuyó al crecimiento verde y a la necesidad de los países africanos de no proseguir por un desarrollo basado en los combustibles fósiles.

Con el fin de avanzar hacia un crecimiento económico verde, en 2014, el banco presentó el Marco de Crecimiento Verde que oficiará de referencia básica para su trabajo en el área, y contribuyó a crear la Iniciativa de Energía Renovable de África.

Esa iniciativa, surgida de la COP21, y posteriormente aprobada por la Unión Africana, procura producir hasta 300 megavatios de energía renovable para 2030.

También desempeñó un papel clave en la eliminación del riesgo de la multimillonaria inversión en Ouarzazate, en Marruecos, un ejemplo de crecimiento verde, que no se hubiera podido hacer solo con fondos públicos.

Mustapha Bakkaoury, presidente de la Agencia de Energía Solar, dijo a los delegados presentes en la COP22 que la revolución de energía renovable de su país no habría sido posible sin organismos multilaterales, como el Banco Africano de Desarrollo.