Por Carolina Gómez Mena, La Jornada, 6 de mayo de 2018

Para la creación de un nuevo sistema nacional agroalimentario se debe establecer un pacto social entre los sujetos del desarrollo rural y el gobierno, aseguró la Asociación Nacional de Egresados de Chapingo (Anech).

En un manifiesto, exponen que la próxima administración federal y las que le sigan deberán establecer programas, diseñar proyectos y proponerse metas, así como aprobar presupuestos que garanticen la seguridad y soberanía alimentarias, la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, la disminución de la migración, así como para generar empleo y bienestar en el campo e incentivar la producción, acopio, procesamiento y abasto de mercado interno urbano.

Plantean que se deben tomar las medidas para diversificar los mercados internacionales y la ob­tención de una balanza agroalimentaria, forestal y pesquera superavitaria, considerando la importación de insumos, como fertilizantes, semillas, combustibles, y maquinaria y equipo necesarios.

Solicitan emprender medidas para aumentar el nivel de bienestar rural en educación, salud, vivienda, arraigo y atención a grupos vulnerables. También emprender una rehabilitación productiva de recursos naturales, suelo, agua, flora y fauna; tomar medidas para la adaptación y mitigación del cambio climático; establecer una alineación de las leyes rurales secundarias a la Constitución y entre sí y coadyuvar en la seguridad nacional. Este aspecto debido a que por la falta de expectativas de ingreso y vida digna en el sector rural, muchos campesinos, sobre todo jóvenes, se ven obligados a emigrar adonde muchas veces no encuentran empleos y fácilmente son atrapados en las redes del narcotráfico.

La Anech expone que en seguridad y soberanía alimentarias es necesario iniciar acciones de corto, mediano y largo plazos con miras a alcanzar la meta planteada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura de producir en México al menos 75 por ciento de los alimentos que se consumen.

Particularmente en cuanto a maíz amarillo, arroz y trigo harinero, de los cuales se importa al año 80 por ciento o más de lo que producimos. Lo haremos también con los productos cárnicos y lácteos, cuyo déficit en los últimos años ha aumentado más de 30 por ciento, de 2011 a 2016, y 74 por ciento, respectivamente.

Añade que para aterrizar esta estrategia y vincularla con el resto de las acciones a desarrollar se realizarán un diagnóstico integral territorial participativo; un programa integral de desarrollo rural territorial y proyectos de inversión territoriales.

Acerca de disminuir pobreza y migración se propone una estrategia conjunta con las instituciones públicas y la sociedad rural, para atacar estos grandes flagelos, que se establezcan programas productivos sustentables y económicamente rentables, de arraigo y no programas asistencialistas.