Por Tni, 7 de abril de 2018

El FAMA finalizó con una exitosa manifestación el 22 de marzo, Día Mundial del Agua. Aproximadamente 5000 personas marcharon en Brasilia, portando banderas y pancartas con mensajes como “El agua le pertenece al pueblo”, “Álzate contra la privatización del agua”, “El problema no es la sequía, es la cerca”, “El agua es un derecho, no una mercancía” y “Agua para la vida, no para la muerte”.

Proclamando que el agua es un derecho humano y un bien común, compartían su convicción de que es imposible determinar un valor económico o de mercado para el agua, y que esta no puede tratarse como una mercancía.

El FAMA fue organizado por una amplia coalición de movimientos sociales, 450 organizaciones nacionales e internacionales y movimientos afines, incluidos investigadores, ecologistas, sindicatos, estudiantes, indígenas, quilombolas y pescadores, pueblos de la selva, la sabana (el Cerrado brasileño), los mares y los ríos.

Innumerables comunidades de todo Brasil se han visto afectadas por diferentes conflictos relacionados con las múltiples cuencas hidrográficas y la contaminación producida por agronegocios, grandes empresas petroleras, gasíferas o hidroeléctricas o por la industria minera. Muchos de los que se reunieron en el FAMA 2018 han sufrido las consecuencias de estos conflictos y creen en la importancia de solidarizarse entre sí. La defensa del derecho humano al agua es el punto de unión de la gente de las ciudades y del campo.

En Brasil, la privatización de los acuíferos y la creación de mercados de agua que transforman los recursos hídricos en mercancía forman parte de la agenda política. Este proceso socava aún más las estructuras y prácticas democráticas ya de por sí frágiles que existen en la sociedad históricamente colonial y patriarcal bajo el Gobierno de Temer. La expansión, usurpación y acción conjunta de las corporaciones transnacionales y los Estados capitalistas va acompañada de violaciones de los derechos humanos y conflictos complejos y dramáticos, en especial en lo que respecta al acceso al agua. Las personas y comunidades afectadas por estos hechos hablaron sobre sus luchas en el FAMA, con indignación pero también con esperanza.

Una empresa minera noruega contamina el río Pará en Barcarena

El municipio de Barcarena se encuentra en el noreste del estado de Pará. Las comunidades ribereñas y agrícolas de la zona están sufriendo debido a la fuga de la represa de relaves de bauxita* propiedad de la compañía minera noruega Norsk Hydro Alunorte. Esto ha dado lugar a altas cantidades de plomo y otros metales que contaminan el río Pará en la Amazonía brasileña.

El Instituto Evandro Chagas (IEC) ha confirmado que la contaminación en varias áreas de Barcarena se debe a la fuga de represas de relaves. Un experto del IEC descubrió un conducto que transportaba desechos contaminantes a un arroyo, contaminando el medio ambiente y afectando a las comunidades en la aldea de Bom Futuro. Las concentraciones de sodio, nitrato y aluminio estaban todas por encima de los niveles permitidos, y el agua tenía un nivel de pH de 10, que resulta extremadamente abrasivo y dañino para los seres vivos. Según los expertos, la empresa no tiene capacidad para tratar sus efluentes, lo que se agrava por las fuertes lluvias que dan lugar a nuevas filtraciones, por lo que advierten que se debería reducir o suspender la producción. Aunque en 2017 los ingresos brutos de la compañía fueron de 45 000 millones de reales brasileños, el gobierno del estado de Pará le garantizó exenciones fiscales.

La agroindustria seca el río en Correntina

Correntina, en el estado occidental de Bahía, es un ejemplo de las desigualdades históricas en el acceso al agua. Aquí muchas empresas transnacionales de agronegocios están utilizando licencias irregulares y opacas para extraer las aguas del río Corrente, afluente del gran río San Francisco y su cuenca. Ha habido denuncias y resistencia durante varias décadas, pero el conflicto ganó una mayor visibilidad en 2017, con una movilización masiva en respuesta al silencio de las autoridades ante la muerte del río y la consiguiente escasez de agua para la población.

Más de 10 000 personas (en una ciudad de 31 259 habitantes) se manifestaron y ocuparon las fincas de Igarashi y Curitiba para evitar la extracción de agua por parte de una compañía que explota, en promedio, 106 millones de metros cúbicos anuales de agua del río, un volumen equivalente al consumo mensual de toda Correntina.

La represa de Belo Monte en la selva del Amazonas

La represa de Belo Monte en el río Xingú, municipio de Altamira en el estado de Pará, es la tercera más grande del mundo y ya ha devastado una extensa área de la selva amazónica brasileña. El proyecto acabará desplazando a más de 20 000 personas, amenazando la sobrevivencia de las tribus indígenas Kayapó, que dependen del río. La represa de Belo Monte es una manifestación del colonialismo interno, una expansión geográfica que tendrá un impacto significativo en la región. El proyecto trae consigo un plan de ocupación más amplio y una mayor demanda de generación de energía, principalmente para el sector minero. Belo Monte no tendrá grandes beneficios económicos en comparación con los altos costos sociales y ambientales que acarrea, como la desviación de los afluentes del Xingú que impedirán la navegación y la pesca local.

La represa de Belo Monte también causa impactos ambientales y sociales en todo el municipio de Altamira. A pesar de las controversias y las tensiones, el proyecto se completó y está funcionando desde 2016. Los residentes de la región se quejan de las consecuencias de la construcción de la represa. Los pescadores, en particular, han sufrido los impactos, pero no se ha ofrecido ni se espera que se ofrezca compensación a quienes viven por debajo de la represa. Otro problema atribuido al proyecto de Belo Monte es el crecimiento de la violencia en el área. Los últimos datos ubican a Altamira como la ciudad con el quinto mayor número de homicidios en Brasil y, después de que llegara la represa, se construyó un nuevo centro penitenciario. Norte Energia, la compañía responsable de la planta, invirtió 100 millones de reales en seguridad, a raíz de un acuerdo con el estado de Pará.

Atrocidades cometidas por compañías mineras en Mariana

El 5 de noviembre de 2015, la represa de Fundão se derrumbó, lo cual dio lugar al mayor crimen ambiental en la historia de Brasil y del mundo. Después de más de dos años de impunidad por la ruptura de la represa de relaves minerales en Mariana (en el estado de Minas Gerais), se han suspendido las demandas contra las empresas mineras responsables, y las iniciativas para compensar a las personas y familias afectadas siguen siendo promesas vacías. En total, murieron 19 personas, una mujer sufrió un aborto espontáneo como consecuencia directa del deslizamiento de lodo y 55 millones de metros cúbicos de desechos minerales se extendieron a lo largo de los ríos Gualaxo do Norte, Carmo y Doce hasta la desembocadura del río Doce en Regência, en el estado de Espírito Santo. La complejidad de los impactos en las vidas de los afectados sigue siendo incalculable. La contaminación del agua, los problemas de salud —tanto físicos como mentales—, la destrucción de hogares y la pérdida de trabajo e ingresos, además de la dispersión de la comunidad, son solo algunos de los muchos problemas encontrados.

Además de los traumas causados por las compañías mineras BHP Billiton, Samarco y Vale, el que el sistema judicial haya denegado a las victimas sus derechos, ha agravado la situación de la población afectada. En Cachoeira Escura, en el distrito de Belo Oriente, Governador Valadares, Colatina, Linhares y otras ciudades que dependen del agua del río Doce, todavía hay muchas dudas sobre la seguridad de su uso. Se han registrado muchos problemas de salud, como molestias estomacales y reacciones cutáneas causadas por agua contaminada. Según varios estudios universitarios, el pescado consumido por la población de estas ciudades podría estar contaminado por metales pesados.

Durante el FAMA, se enviaron mensajes claros a aquellas corporaciones que se están apropiando con violencia del agua y los bienes comunes en varias regiones de Brasil. En la mañana del 20 de marzo, Día Mundial del Agua, 600 mujeres del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) ocuparon la sede de Nestlé en São Lourenço, denunciando a la empresa por sus intentos de controlar el Acuífero Guaraní.

Dos mil mujeres sin tierra ocuparon la sede de la Compañía Hidroeléctrica São Francisco (Chesf) en el estado brasileño de Bahía. Esta acción se produjo debido a las medidas antipopulares del Gobierno de Temer y su intención de privatizar empresas estatales, por ejemplo Chesf, la Compañía Nacional de Correos (Correios) y la empresa pública de electricidad (Eletrobras).

Por otra parte, en el estado de Sergipe, más de 300 mujeres ocuparon las instalaciones de la Planta de Fueza Xingó, en el municipio de Canindé de São Francisco. Movimientos sociales ocuparon el parque industrial de Coca-Cola en Taguatinga, en el Distrito Federal de Brasília, para protestar por la explotación comercial del agua y para denunciar el Foro Mundial del Agua liderado por corporaciones, patrocinado por Coca-Cola y otras grandes multinacionales, como Nestlé. Estas compañías son parte del Grupo de Recursos de Agua 2030 (2030WRG), un consorcio que pretende privatizar el agua en todo el planeta. En el estado de Santa Catarina, el Movimiento de Afectados por las Represas (MAB, en portugués), ocupó la sede de Eletrosul en Forianópolis. Cuatrocientas personas demostraron su oposición a la privatización del agua y la privatización de las empresas estatales del sistema eléctrico brasileño, incluida Eletrosul.

Y, el mismo día, los manifestantes del FAMA en Brasilia caminaron hacia la sede de TV Globo, la mayor empresa privada de comunicación de masas del país. En protesta contra el discurso mediático dominante, destacaron la alianza entre el monopolio de los medios y los intereses de quienes abogan por privatizar el agua. A pesar de la presencia intimidante de las fuerzas policiales, para proteger los intereses de los asistentes al Foro Mundial del Agua, los manifestantes que marchaban por su sobrevivencia actuaron con dignidad y paz. Puede que sus recuerdos, sus colores, sus sonrisas, sus lágrimas y sus voces no hayan sido vistas ni escuchadas por las compañías y los Estados reunidos en el Foro Mundial del Agua, pero su protesta unificada nos alienta e inspira a todos y todas, en nuestras comunidades y nuestros lugares de trabajo, para seguir defendiendo la vida hoy y en el futuro.

*Represa utilizada para almacenar subproductos de operaciones mineras después de separar el mineral de la escoria (material de desecho). Estas represas, que almacenan productos químicos tóxicos del proceso de extracción, tienen un forro impermeable para evitar filtraciones. Los niveles de agua/lechada en la represa de relaves se deben manejar también con fines ambientales y de estabilidad. A partir de 2000, estas estructuras experimentan fallas conocidas “importantes” de aproximadamente 2 a 5 por año, además de otras 35 fallas “menores”.

-Traductora: Gloria Tobón de Garza

– Editor: Steve Erwood

– Proyectos: Justicia del Agua, Alternativas Públicas