Por Diario de Querétaro, 24 de octubre de 2017

Lo anterior en uno de los eventos más memorables y multitudinarios del XXII Festival de las Huastecas en Jalpan de Serra, con la presencia de una docena de portadores de saberes tradicionales de ritos agrícolas, de rituales de sanación y música teenek, tepehua, nahuatl, Xi’Oi, totonaca y quiché.

“Celebramos cada día algo. Y nuestras ceremonias son para agradecer o reclamar; toda ceremonia es para algo y parte de toda nuestra cosmovisión” dijo Sebastiana, maya quiché de Guatemala.

Humberto de la Cruz, hidalguense náhuatl, abundó “aprendí de mi abuelo la música tradicional para que no se pierda y yo lo continuó porque el, cada 1 de noviembre, viene a visitarme para comprobar si yo sigo sus enseñanzas”.

Y en este sentido, todos coincidieron en que ahora ya no hay interés en muchos jóvenes por los saberes ancestrales y, sobre todo, manifestaron su dolor por las políticas actuales de importar maíz transgénico. “Estamos dañando a la madre tierra y con ello, se dañan nuestros abuelos, que nos enseñaron a cuidarla” dijo José Ramón Orta, teenek de San Luis Potosí.

“Nuestras danzas y saberes son sagrados y tienen significados específicos” puntualizó Primitivo Flores, de San Luis Potosí, náhuatl que presentó una danza que está en extinción, la danza de las varitas.

El presentador, Pedro Marín, enfatizó la importancia de dejar registro de este encuentro con tanto sabio, por lo que conminó a los presentes difundir lo escuchado. “No es del gobierno la difusión, es de nosotros, de cada miembro de la familia, de cada amigo, decirle y compartir los saberes y tradiciones”.

La conferencia, en la que dominó una atmósfera mística y respetuosa, se prolongó por los innumerables comentarios del público.

El XXII Festival de la huasteca fue dedicado a los contadores del tiempo. Culminó ayer con un ritual de despedida maya.