Por Carolina Gómez Mena, La Jornada, 16 de octubre de 2017

En el contexto del Día Mundial de la Alimentación 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llamó a invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural. Indicó que el hambre, la pobreza, los conflictos armados y la inestabilidad política, así como el cambio climático, están obligando a muchas personas a migrar, lo que pone en peligro su sustento.

El lema de este año es Cambiar el futuro de la migración: invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural. La ceremonia por esta conmemoración será presidida por José Graziano da Silva, director general del organismo, hoy en la sala de plenarias de la FAO en Roma. Estarán presentes el papa Francisco; David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos, y Gilbert F. Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, entre otros.

La FAO destaca que la alimentación es un derecho humano básico y, por tanto, invertir en sistemas alimentarios sostenibles y desarrollo rural significa emprender algunos de los principales desafíos globales de alimentar a la creciente población mundial, proteger el clima mundial y abordar algunas causas fundamentales de la migración y el desplazamiento. Precisó que “alcanzar el #Hambre cero es posible: de los 129 países monitoreados por la FAO, 72 ya han logrado el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas que sufrían hambre en 2015”.

Hace unos días la FAO y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzaron el estudio Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017, el cual advierte que el número total de personas que sufren hambre en América Latina y el Caribe ha aumentado, lo que revierte décadas de progreso. A la par de esta situación, el sobrepeso y la obesidad se han convertido en un problema de salud pública en esa zona.

El reporte indica que tras varios años de mejoras progresivas, en 2016 alrededor de 42.5 millones de personas en la región no contaron con la cantidad suficiente de alimentos para cubrir sus necesidades calóricas diarias, lo que supone un aumento de 2.4 millones de personas, 6 por ciento más de población subalimentada, en comparación con el año anterior.

LA FAO advirtió que si esta tendencia no cambia, América Latina y el Caribe no cumplirán la meta de erradicar el hambre y la malnutrición para 2030, incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En América del Sur el hambre pasó de afectar a 5 por ciento de la población regional en 2015 a 5.6 por ciento en 2016. En Mesoamérica (Centroamérica y México), la proporción de personas con hambre cayó de 6.7 por ciento en 2015 a 6.5 por ciento en 2016. En el Caribe también cayó de 18.4 por ciento en 2015 a 17.7 por ciento en 2016.