Campesinos del sureste Mexicano luchan contracorriente para preservar la agricultura ecológica en la región

Gobierno federal impulsa la agricultura industrial entregando semillas híbridas y paquetes de agrotóxicos a campesinos en los estados La milpa, un sistema ancestral de producción de alimentos que debe ser fortalecido: expertos

Por Greenpeace México, 27 de agosto de 2017

Consolidar y multiplicar un modelo de producción de alimentos basado en el policultivo de semillas nativas, sin agrotóxicos y sin transgénicos es uno de los principales retos que enfrenta la agricultura en la Península de Yucatán donde prevalece la amenaza de la siembra de soya genéticamente modificada, la deforestación y los intentos por “mecanizar” los campos.

“El sistema milpa, que integra el respeto de prácticas ancestrales y que es un cultivo eficiente que garantiza la producción de alimentos sanos, suficientes y de calidad para las personas sin necesidad de devastar ni contaminar el entorno, está siendo amenazado por los intentos del gobierno mexicano de corromper este sistema entregando a las comunidades ´apoyos´ como semillas híbridas, plaguicidas y fertilizantes con la promesa de que eso mejorará sus cosechas”, advirtió Aleira Lara, líder del proyecto de Agricultura y alimentación de Greenpeace México.

Ante esta situación, comunidades mayas de Yucatán y Campeche que están haciendo frente a la agricultura industrial buscan demostrar que el manejo que hacen de los recursos no sólo es vigente, sino que puede ser sostenible y productivo.

“Hace dos años yo sembré de un lado maíz orgánico y del otro sembré maíz con químicos y fertilizantes del paquete tecnológico que nos da el gobierno. Del lado de maíz orgánico coseché 2 toneladas 800 kilos, del otro, con todo y químicos, solo 500 kilos”, comentó Mario Alfredo Contreras, agricultor de la zona de Bolonchén Campeche.

Luego de una semana de trabajo conjunto –auspiciada por el programa Milpa Maya y Sistemas Agroecológicos de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior del gobierno de Yucatán y Greenpeace-,  entre expertos en agroecología de Cuba y un grupo de campesinos de Yucatán y Campeche convencidos de que el sistema milpa puede mejorarse continuamente, combinar conocimiento tradicional con innovación y garantizar una vida digna y sana a las personas, en armonía con el medio ambiente, se identificaron claros obstáculos para la consolidación y fortalecimiento de la agroecología:

  • El gobierno federal no sólo respalda sino que fomenta el modelo de agricultura industrial al repartir a nivel estatal semillas híbridas y paquetes de agrotóxicos a campesinos.
  • Los sistemas tradicionales de cultivo necesitan mayores apoyos para su desarrollo. Ello no significa mecanizar ni tecnificar el campo sino ampliar el conocimiento de las comunidades en prácticas innovadoras basadas en prácticas agroecológicas como el composteo, el uso de microorganismos presentes en los suelos para mejorar la productividad de la tierra, el manejo integrado de plagas, etc.
  • Es necesario revalorar al campo y la práctica de la agricultura entre los jóvenes.
  • La agroecología compite con la industrialización del campo que simplifica procesos y tiempos (pero a costa de la salud de las personas y el agotamiento y contaminación de los recursos naturales).

U Yits Ka´an, sembrando rebeldía

Ubicada en el la comunidad de Maní, Yucatán  la escuela de agricultura ecológica U Yits Ka´an es un ejemplo no sólo de cómo cambiar las formas de practicar la agricultura, sino de cómo -teniendo como uno de sus ejes la agroecología- se puede cambiar el modelo de vida de las personas para garantizar el buen vivir, es decir la posibilidad de que la gente pueda vivir de manera sana, digna, armoniosa y justa, en respeto con el entorno y la identidad cultural de los pueblos.

“La agroecología es una ciencia como tal, pero nuestro trabajo va más allá de la técnica e implica un cambio de paradigma; de un modelo depredador, consumista, a otro en el que reconsideremos al planeta como un organismo vivo, que si nos alimenta, también tenemos que alimentarlo, como un sujeto y no como un objeto”, asegura Atilano Ceballos, quien está a cargo de la escuela.

“Nosotros sembramos rebeldía, una apuesta por otras maneras de producir y de concebir el intercambio, donde el dinero no es lo único  ni lo más importante en la vida de las personas sino el trabajo y la organización solidaria de las comunidades para satisfacer las necesidades no de un individuo o una familia sino de la comunidad. Esa es la diferencia entre un apoyo paternalista y uno que construye la solidaridad”, abundó Raúl Lugo, otro de los fundadores de esta escuela con más de 22 años de trabajo.

La reconfiguración de la agricultura debe considerar no solo la recuperación de la milpa como una isla, sino la recuperación del todo, del entorno. La principal amenaza está en la industrialización de la alimentación que obliga a la deforestación, a los monocultivos, a la sobre explotación. “La producción agroindustrial es la amenaza con efectos no solo en el medio ambiente sino en la conciencia colectiva”, concluye Tilo en este recorrido por esta escuela que teniendo como pilares el respeto a la identidad cultural de las comunidades mayas, la libre determinación de trabajar su tierra, la producción a pequeña escala, el intercambio igualitario de conocimiento entre campesinos y académicos, entre otros, busca cosechar un cambio disruptivo en la agricultura y la vida de las personas.

“El recorrido realizado durante la semana del 21 al 26 de agosto fue una experiencia extraordinaria y una excelente oportunidad para los productores de la región porque se identificaron los retos y se diseñó un programa para el fortalecimiento de los proyectos sobre agricultura ecológica. Esto depende en gran medida de la voluntad del gobierno de Yucatán y del seguimiento de las acciones por Greenpeace. Cabe aclarar que la Estación Experimental Indio Hatuey en Cuba tiene el compromiso de construir juntos este futuro porque nos une el pensamiento ecológico y un objetivo común: proteger la madre tierra”, dijo Maybe Campos, Directora de Formación y Capacitación de la Estación Experimental Indio Hatuey.

Como parte de ese programa el gobierno de Yucatán a través del Dr. Carlos Bojórquez, director del Programa Milpa Maya y Sistemas Agroecológicos de la Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior del gobierno actual, se comprometió a auspiciar la continuidad en el programa de capacitación de los expertos de Cuba a comunidades milperas y de producción agroecológica.

“Tenemos un compromiso real y la voluntad de colaborar con el fortalecimiento de un manejo agroecológico para la producción de la milpa y de otros cultivos alimentarios, por lo cual gestionaremos una capacitación por agroecológos de la isla para implementar en campo los conocimientos que hemos adquirido durante esta primer visita para enfrentar los retos identificados de la región”,  concluyó el Dr. Bojórquez.

Finalmente todos los participantes coincidieron en que la agricultura ecológica como modelo a seguir para garantizar alimento sano, suficiente y de calidad sí es posible y además es necesaria.

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