La famosa vitamina T que nos ha mantenido por siglos, es una de las representaciones de nuestro ser mujeres y hombres de maíz. Se llama vitamina T, a un grupo de alimentos que empiezan con esta letra, que muchas veces se piensa que engordan, aunque la realidad es que muchos de ellos son nutritivos.

El maíz está presente en nuestras vidas en distintas formas, tamaños, olores y colores. Sin duda alguna la tortilla es la compañera que no puede faltar en todas las comidas del día, pero las otras formas del maíz no son menos deliciosas. Tamales, tlacoyos, tostadas, tlayudas, teshuino, pozol, elotes, esquites, atoles, pinole… son sólo algunas de las manifestaciones del maíz en nuestros platos.

El tamal y el tlacloyo, tienen el mismo principio que la tortilla: maíz criollo nixtamalizado. Bueno, ese debería ser su principio, aunque también existen harinas de maíz para hacer tamales o se usa la misma harina de maíz que se vende para tortillas, empobreciendo el potencial nutrimental y de sabor, de nuestra exquisita vitamina T.

Los tamales y tlacoyos que comemos hoy, son representaciones de nuestro mestizaje al incluir ingredientes como: manteca, requesón, cilantro, cebolla, chicharrón… Cuentan a través de sus ingredientes y sabor, la historia y procedimientos de alimentos prehispánicos en conjunto con alimentos de diversas culturas y países, que llegaron a nosotros a través de los españoles…

 Los tamales

Comienzan como las tortillas, con la nixtamalización, pero el lavado del maíz, después del reposo, será distinto para lograr la textura y sabor de la masa que deseamos para la elaboración de nuestros tamales. Incluso, se puede dejar más tiempo el nixtamal, para lograr una fermentación y preparar así, tamales agrios.

Tamales hay de diversas formas, sabores, colores, tamaños, los hay dulces y salados. A cada región de México que vayas encontrarás distintos tipos de tamales. Incluso encontrarás tamales en Guatemala, Cuba, Costa Rica, Panamá, El Salvador, Nicaragua, Perú, Venezuela, Bolivia, Argentina…

La palabra tamal proviene del nahuatl tamalli, y significa envuelto, es la etimología más extendida, pero la denominación puede cambiar en los distintos países donde se consume.

Un regalo de maíz envuelto en hojas de mazorca, plátano, maguey, entre otras. Los tamales son tan importantes en nuestra cultura, que incluso tenemos dichos que les hacen referencia: “A quien nace pa’ tamal, del cielo le caen las hojas”.

Con frijoles, verdolagas, epazote, rajas, salsas, moles… La verdad es que los tamales nos ofrecen una delicia al paladar y si son elaborados con masa de maíz nixtamalizada, nos aportan nutrientes importantes como la niacina, calcio y almidones resistentes que nos ayudan a mantener nuestra flora microbiana…

Los tlacoyos

De alverjón (chícharos secos), requesón, frijoles con hoja de aguacate … con salsita arriba o nadando en salsa como son preparados en Zacatlán, no cabe duda que los tlacoyos son deliciosos…

Su principio debe ser un maíz criollo nixtamalizado, para lograr la deliciosa masa que dará lugar a los exquisitos tlacoyos.

La palabra tlacoyo proviene de la lengua náhuatl, que se ha modificado con el tiempo de su forma original tlatlaoyo y el plural, tlatlaoyomeh. Su significado textual es ‟objeto de masa o hecho de masa”.

Un tlacoyo, tlatloyo, tlatlaollo o clacloyo ( de las distintas formas que se les llama), es un alimento callejero cotidiano en algunas regiones del país, pero, ¿desde cuándo existen? Existe la tentación de pensar que esos objetos tatemados hechos con masa salida del nixtamal tienen origen ancestral, pero desafortunadamente no contamos con documentos que lo prueben. Debe decirse, también, que nada en absoluto impide que un tlacoyo tenga orígenes prehispánicos, sin embargo, tal vez por haber sido un alimento tan común, nadie se ocupó en registrar para la historia su forma, contenido y modo de aderezo. Si los tlacoyos existían en tiempos prehispánicos, debieron de estar rellenos de frijol, ayocotes o algún tipo de quelites, en tanto que la condimentación de su parte superior posiblemente se hacía con nopales, pasta de quelites cocidos y salsa picante.

Combinación perfecta de aminoácidos en un solo platillo. Qué mejor representación de la combinación de maíz y leguminosas, que un tlacoyo de frijolitos o de alverjón. Los tlatlaoyomeh son herederos de la milpa, de la relación humana con la tierra y de la cultura que prosperó alrededor de ellos.

Tanto tamales como tlacoyos, pueden ser grandes favoritos de las niñas y niños, qué mejor manera de conocer nuestra cultura, que darle a nuestros pequeños la diversidad de formas de maíz y así, al mismo tiempo que forman su identidad, aportan nutrientes a su cuerpo que les hará mujeres y hombres guardianes del maíz.

Mitos de la vitamina T

Así como nos han hecho creer que no debemos comer tortillas, nuestra desinformación ha llegado hasta los tamales y tlacoyos, entre otros platillos tradicionales.

En la ceguera de contar calorías, se nos ha olvidado buscar nutrimentos y conocer la historia de nuestros alimentos. Mejor que la vitamina T siga siendo de tortillas, tacos, tamales, tostadas, tlayudas y tlacloyos tatemados en el comal y no de transgénicos.

¡A disfrutar de una mejor salud con la vitamina T!

Fuentes:

https://www.bicaalu.com/bicaalu/secciones/recetas_con_historia/2016/recetas_con_historia_20161201.php