¿Alguna vez has experimentado la lucha de tratar de alimentar a tu hija(o) con algo saludable y nutritivo, logrando sólo que voltee la nariz y diga obstinadamente: “iaaac”, “iuuu” o “asqueroso”? Si este escenario te suena familiar, ¡no estás sola(o)! James y yo siempre hemos sido muy claros sobre los tipos de alimentos que queríamos que Hugo comiera, y aunque ha tomado mucha paciencia y persistencia, hemos descubierto que animarlo a comer bien no sólo ha sido bastante fácil, ¡también ha sido una experiencia realmente gratificante para nosotros como padres! Aquí hay algunos consejos para ayudarte en tu viaje.

  1. La vida secreta de las verduras encubiertas

Este método es práctico, la manera más fácil de animar a tus hijos a comer alimentos saludables. Elaborar platillos que se ven y saben delicioso, pero también contienen ocultos pedacitos saludables. No sólo es eficaz, ¡también es muy divertido! Éstos son algunos de mis ejemplos favoritos con enlaces a las recetas para que puedas probar en casa.

Pastel de betabel y chocolate – ¿betabel en un pastel? ¿Qué? Eso nunca funcionará. ¿Bien adivina qué? No sólo funciona, sino que también humedece lo que de otro modo sería un pastel sin gluten potencialmente seco y proporciona los increíbles beneficios nutricionales del betabel y el cacao en un paquete delicioso.

Tortitas de calabaza – La mejor manera de ocultar algunas verduras y hierbas altas en proteína y nutrientes en una botana. A la mayoría de los niños les encantan estos pequeños bocadillos crujientes y lo mejor de ellos es que se puede hacer en gran cantidad, congelarlos y recalentarlos cuando sea necesario para una solución rápida y fácil.

Batido bondadoso de frutos rojos – Una de mis maneras favoritas para disfrazar las hojas verdes  es agregarlas a un batido dulce, afrutado. Si tu hijo duda debido al ligero cambio de color, comienza añadiendo sólo una pequeña cantidad de verduras y luego aumenta gradualmente la dosis cada vez. Créeme, si eres lo suficientemente disimulado, ¡ni siquiera tendrán una pista!

  1. Presión de los pares

Los estudios han demostrado que los niños(as) pequeños a menudo modelan sus comportamientos alimenticios con los comportamientos de sus compañeros. Cuando un niño que exhibe aversión hacia las verduras está constantemente rodeado de niños(as) que exhiben placer por comer verduras, el niña(o) que originalmente tuvo una afiliación negativa con ese grupo de alimentos, fue significativamente más propensa(o) a alterar sus preferencias alimenticias durante un período de tiempo para imitar el comportamiento de sus compañeras(os).

Lo mismo puede decirse del entorno familiar de un niña(o). Las actitudes de los niñas(os) están fuertemente influenciadas por las personas que pasan la mayor parte del tiempo, generalmente su familia. En consecuencia, las preferencias alimentarias en los niñas(os) pequeñas(os) suelen estar determinadas en gran parte por las preferencias alimentarias de sus padres y de sus hermanos(as) mayores. Un estudio publicado en The American Journal de Nutrición Clínica encontró que “la influencia de los padres tuvo un impacto significativo en la selección de alimentos de los niños(as) pequeños(as)”.

  1. No ser policía de los alimentos

Empujar a los niños a consumir alimentos que odian es una gran fórmula para la rebelión, el resentimiento y la decepción. En su lugar, trata de almacenar selectivamente en tu  despensa y refrigerador, una variedad de sabrosas opciones de alimentos enteros y eliminar cualquier rastro de comida chatarra. De esa manera, ¡cada elección de alimentos que su hijo hace dentro de la casa está garantizada para ser una buena! Además, comenzará a desarrollar sus propias preferencias hacia ciertos bocadillos saludables sobre otros, lo que les dejará con una afiliación positiva hacia la comida real.

  1. Poder a la gente pequeña

Con las personas pequeñas, como con las personas más grandes, la educación es a menudo la herramienta más poderosa en el empoderamiento de decisiones sabias y el logro de resultados positivos. Trata de encontrar maneras de involucrar a tus hijos en hacer las elecciones correctas de comida, demostrándoles cómo cada tipo de alimento puede tener un efecto positivo o negativo en su estado de ánimo, energía y salud en general.

¡Aprender sobre la nutrición debe ser divertido! Una de las maneras más simples de ayudar a los niños(as) a formar una relación sana con su comida es enseñándoles a correlacionar lo que comen con lo que sienten. Por ejemplo, si comen algo nutritivo, intenta preguntarles cómo se sienten después y atribuir una descripción a ese sentimiento. Por ejemplo, después de un puñado de fresas frescas que podrían sentirse “energizado” o “brillante”. A través de este proceso, el cerebro de tu hijo comenzará a crear vías neuronales que enlazan alimentos saludables con afirmaciones positivas.

  1. Sembrar, Crecer, Cosechar, Comer

Una de las maneras más poderosas de conectar a los niños(as) con su comida es simplemente involucrarles en el proceso de principio a fin, tal como las madres y los padres han estado haciendo durante miles de años antes de nosotros.

Si tienes un sitio en tu jardín para un poco de verduras (o incluso apenas algunas plantas en macetas) asegúrate de involucrar a tus niños(as) en el proceso de cultivar un huerto. Darles un sentido de responsabilidad para nutrir el suelo, sembrar los cultivos, regar y nutrir las plantas, verlos crecer e identificar cuándo están listos para ser cosechados. No hay nada mejor para fomentar una relación positiva entre los niños(as) y sus alimentos, que comer productos que han crecido en su propio jardín.

Hay tantas maneras de animar a los niños(as) a comer bien y disfrutar de alimentos saludables. Ver a tus hijos(as) crecer para ser fuertes y vibrantes, es una experiencia muy gratificante, y puedes estar orgulloso(a) sabiendo que les has proporcionado la mejor base nutricional posible para su viaje.

¿Tienes algún truco o técnica para mantener a los niños saludables? ¡Compártelos con nosotros!

Artículo original de Laurentine ten Bosch