Por Mercedes López Martínez, Vía Orgánica y Regeneration International, 7 de abril de 2017

La CNA, integrada por 19 federaciones agrarias de Perú, fue conformada en 1974, a raíz de la reforma agraria impulsada por el gobierno de Juan Velasco Alvarado, quien entregó tierras a grupos campesinos e indígenas y agrícolas para que trabajaran las haciendas que estaban en manos de terratenientes

Iniciativa fundamental en Perú, nación con una amplia biodiversidad por sus diferentes climas, la distribución de los suelos, el relieve de su territorio y geografía, lo cual ha permitido que la mayor parte de la población económicamente activa se dedique a la agricultura.

Además de que Perú cuenta con una herencia milenaria en materia de innovaciones y productos agrícolas desarrollados desde la época de los incas como el uso de terrazas o laderas, las asociaciones de cultivos y el desarrollo de cientos de especies en diferentes condiciones climáticas como la papa.

La población campesina en pequeña escala provee al país el 70% de sus alimentos, sin contar con políticas públicas que apoyen esa producción, por lo que carecen de soporte técnico, subsidios o programas por parte del gobierno, según denuncia Antolin Huascar.

Los principales productos agrícolas peruanos son el arroz (19%), maíz amarillo duro (14%), papa (13%), maíz amiláceo (10%), trigo (7.5%), cebada grano (7.4%), producidos por familias campesinas e indígenas en nivel de pobreza. Grupos con los que ha trabajado durante su trayectoria la CNA buscando promover el liderazgo y la formación entre las comunidades indígenas y campesinas para su autogestión, la defensa del territorio y la soberanía alimentaria, través de cuatro ejes: soberanía alimentaria; tierra y territorio; cambio climático; e identidad, reconocimiento y participación.

Antolin sostiene que para su organización, la agricultura sostenible y la soberanía alimentaria son temas fundamentales porque el alimento está amenazado por las semillas transgénicas, para ello, impulsan programas que buscan: la formación y capacitación para mejora técnico-productiva de los pequeños y medianos productores agropecuarios; la promoción de mercados campesinos y redes alternativas de comercialización de productos agroecológicos; el incremento de presupuesto público para agricultura familiar; la preservación de biodiversidad y ecosistemas; y la lucha contra transgénicos y agrotóxicos.

A nivel de tierra y territorio, el dirigente campesino menciona que la agroexportación es una fuerte amenaza para la propiedad campesina e indígena de las tierras en Perú, pues en zonas como la costa, grandes empresas nacionales y transnacionales están adueñándose o rentando grandes extensiones para sembrar monocultivos de forma intensiva y con procesos mecanizados como la alcachofa, los espárragos, mangos y berries para exportación que extraen el agua, envenenan las tierras y los ríos y contaminan al medio ambiente por el uso permanente de agroquímicos.

Problemática que ha sido avalada por el gobierno peruano, según opina Antolin, frente al modelo impuesto por el TLC, donde organismos internacionales como el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud “han mandatado a nuestros gobiernos que: escuchan, obedecen y aplican esos mandatos para desaparecer la pequeña agricultura”.

Por eso, la CNA defiende y promueve la agricultura sostenible para defender la soberanía alimentaria, el respeto a la madre tierra, respeto a la biodiversidad, respeto al agua y a los derechos colectivos.

“Hacemos incidencia, no queremos semillas transgénicas porque va a desaparecer nuestra semilla nativa que actualmente existente, semillas sanas. Por ejemplo maíz, somos consumidores, pero ha entrado la semilla de maíz amarillo duro, pero ya no tiene semilla, es como un descartable. Siembran, cosechan, se lo dan al pollo y ya no sirve para sembrar, menciona enfático Antolin.

Respecto al cambio climático, Huascar sostiene que Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático. La dependencia de las lluvias influye directamente en las siembras de productos agrícolas nacionales y constituye una de las principales vulnerabilidades del sector, dado que alrededor del 44% de las siembras se realizan entre octubre y diciembre, esperando las lluvias en la sierra que inician en diciembre y concluyen en marzo.

Los hogares agrarios tienen estrategias de diversificación de ingresos, es decir, no son eminentemente agricultores sino que se dedican a otras actividades (principalmente actividades comerciales), y no participan completamente del mercado, ni para la venta de sus producciones, ni para la compra de insumos.

“Nuestros países deben exigir a los países contaminantes pago de indemnización”, afirmación contundente de Antolín, que ha sido corroborada por las recientes inundaciones y muertes en Perú, motivadas por el cambio climático. “Este fenómeno amenaza la vida y la producción indígena, campesina y agrícola, por lo que como confederación tenemos propuestas de políticas públicas para enfrentar el cambio climático, y contribuir con la participación indígena al fortalecimiento y adopción de propuestas de agricultura sostenibles y soberanía alimentaria; intangibilidad y protección de áreas naturales y cabeceras de cuencas;   propuesta de modelo de desarrollo sostenible que recoja la cosmovisión originaria como alternativa del actuar modelo de desarrollo agravante de la crisis ambiental y climática.

Exigimos como pueblos indígenas y campesinas el reconocimiento a nuestra participación, porque la política y los fenómenos sociales actuales están debilitando la capacidad de organización, la identidad y otras riquezas socioculturales de los pueblos indígenas y campesinos de Perú. Por ello, buscamos “la afirmación de nuestra identidad como pueblos originarios con libre determinación y propias formas de representación; así como participación de comunidades campesinas y nativas en diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas públicas para pueblos indígenas originarios, estamos preparados para ello”, manifiesta enfático del líder peruano.

Protestas y organización continental (Vía Campesina)

Ya en Perú estamos organizándonos permanentemente los campesinos, agricultores, pueblos indígenas y diciendo no queremos TPP porque es parte del TLC y de empresas transnacionales de agrotóxicos como Bayer que también quiere imponer los transgénicos.

“A nivel nacional nos organizamos como colectivos y establecemos alianzas en defensa de la tierra, el medioambiente, la soberanía y la organización campesina y a nivel internacional somos integrantes de la CLOC Vía Campesina y del Foro Pan Amazónico, entre otras organizaciones”.

Antolín menciona que la alternativa ante los tratados internacionales de muerte y los intentos de socavar la soberanía de los pueblos indígenas de América es trabajar, continuar con los modelos de agricultura sostenible, de soberanía alimentaria, “educar a los chicos, a las familias para que no aceptemos este TPP, porque la información no es clara y favorece a grandes transnacionales ya lo están imponiendo a los países, aunque también sabemos que probablemente lo echen abajo por las políticas proteccionistas del señor Trump, ojalá, pero mientras tanto, seguimos alertas y en resistencia”.