Por Magdalena Gómez, La Jornada, 24 de enero de 2017

Isidro Baldenegro tuvo un final igual que el de su padre, Julio Baldenegro, en 1986, también defensor del bosque, durante una visita familiar a su comunidad el pasado 15 de enero. Con este crimen pareciera aumentar el riesgo para la comunidad Coloradas de la Virgen, municipio de Guadalupe y Calvo, Chihuahua.

Pionero de formas de lucha que no son comunes entre los rarámuris, en junio de 1999 fue nombrado secretario de bienes comunales y lo fue hasta 2001, año en que llegó Procede a su comunidad. Isidro se puso al frente de sus hombres y organizó una marcha de 70 comuneros y ejidatarios a la ciudad de Chihuahua, para exigir la suspensión definitiva del aprovechamiento forestal de Coloradas, en tanto que existe disputa sobre esos territorios.

El 23 de septiembre de 2002, Isidro Baldenegro, al frente del grupo, tomó las oficinas de la delegación estatal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales por más de 24 horas. Participó en el bloqueo de una carretera en la sierra Tarahumara, que utilizaban los camiones madereros para transportar árboles talados.

Su encarcelamiento en 2003 tuvo ese trasfondo. También su Premio Goldman. Al recibirlo expresó: “En esta ocasión los invito a que se sumen a nuestra lucha. Para nosotros el medio ambiente es lo más importante, las montañas cubiertas de lo poco que queda del bosque, las plantas medicinales, manantiales de agua, el aire puro; para nosotros todos los cerros son sagrados porque en ellos los owuirames realizan sus ceremonias para curar enfermedades; todo el bosque, el cielo, el sol, las estrellas, la luna, los vemos como seres con vida y alma igual que nosotros, decía mi difunto padre Julio, de quien heredé el ser luchador y el saber apoyar a nuestra gente.

En México hay más de 60 etnias indígenas y una gran parte tiene los mismos problemas; no se reconocen nuestros derechos territoriales, los empresarios madereros involucrados en actividades ilegales controlan nuestras vidas”.

Este crimen ha sido condenado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, así como muchas otras voces internacionales, como la de la ONU y Amnistía Internacional (AI), que han pedido una investigación inmediata de los hechos. El relator de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de derechos humanos, Michel Forst, quien aún se encuentra en visita oficial en nuestro país y cubrió en su agenda el estado de Chihuahua, señaló: “Estoy profundamente conmocionado por el asesinato a sangre fría de Isidro, quien sólo deseaba para su comunidad la preservación de los bosques tradicionales en la sierra Tarahumara”.

En el país, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se sumaron a las manifestaciones en repudio al asesinato del rarámuri ambientalista. Jan Jarab, representante en México del Alto Comisionado, afirmó que “este asesinato es una alerta más sobre la situación de extrema vulnerabilidad que viven las defensoras y los defensores de derechos humanos que en la sierra Tarahumara buscan preservar la tierra y el territorio en zonas remotas con alta presencia de crimen organizado”.

En Chihuahua la Red en Defensa de Territorios Indígenas de la Sierra Tarahumara señaló: “Isidro, hijo de Julio Baldenegro, fue fiel al legado de su padre, quien corrió con la misma suerte en 1986 y que hasta ahora no se conoce el nombre de sus asesinos ni hubo nunca investigaciones que condujeran a hacer justicia.

Nos manifestamos por la urgente resolución del asesinato de Isidro y de otros líderes que han perdido la vida en Coloradas de la Virgen. Desde hace casi tres años, Isidro y su familia habían salido de su comunidad forzados por las amenazas y el hostigamiento de caciques de la región, que no desisten en su intento de explotar los bosques que legítimamente le corresponde a la comunidad indígena.

A sus 50 años, Baldenegro seguía empeñado en proteger el territorio, en congruencia con los derechos y la cosmovisión de su comunidad y de los lugares que les representa un espacio único y sagrado, donde realizan sus ceremonias, donde se da la reproducción de su cultura y donde la vocación de la tierra es meramente para la sobrevivencia de las comunidades.

Exigimos la acción urgente y efectiva del Estado mexicano para el esclarecimiento del asesinato de este líder indígena. Asimismo, urgimos a que se esclarezcan los hechos alrededor de los tres defensores comunitarios asesinados el año pasado en Coloradas de la Virgen: Víctor Carrillo Carrillo, Elpidio Torres Molina y Valentín Carrillo Palma”. Esta realidad exige preguntar al Estado: ustedes, ¿qué harán ya?