Por Mercedes López para Vía Orgánica y Regeneración Internacional, 9 de octubre de 2016

En la reunión que convoca a 15 mil personas de los ámbitos político, diplomático, de negocios, académico y de organizaciones civiles de todo el mundo, flota la pregunta de si será posible coordinar una acción global para detener el cambio climático luego del resultado en las elecciones de Estados Unidos.

Sobre todo porque Donald Trump ha manifestado reiteradamente su oposición al acuerdo contra el cambio climático que ha sido signado por 192 países. Esto a pesar de que Estados Unidos es la segunda nación en el mundo con mayor emisión de gases de efecto invernadero.

Trump ha calificado al calentamiento global como un mito, posición sumamente preocupante, pues busca revertir el compromiso de Estados Unidos ante un acuerdo que incluso fue liderado por su antecesor Barak Obama. Además de que el candidato triunfante ha manifestado que retomará proyectos lesivos al medioambiente como el oleoducto Keystone XL, que levantará las restricciones a la industria de los combustibles fósiles y promoverá el gas natural, además de reducir los recursos destinados a promover “energías limpias”.

 Los retos en Marrakesch no serán fáciles, pues aparte de sortear la posible exclusión de Estados Unidos en el acuerdo climático, se tendrán que tejer estrategias globales sólidas para implementar alternativas como las energías renovables sobre el carbón; la agricultura orgánica que permita regresar el carbono a la tierra; y un compromiso global para detener la depredación del mundo ante la voracidad de empresas transnacionales que buscan adueñarse del agua, la tierra, la comida y la vida destruyendo el medioambiente.

La acción de la sociedad civil será fundamental para apuntalar y promover acciones duraderas que permitirán calentar el clima de la cumbre mundial en Marrakesh y enfriar al planeta.