Por Ecoticias, 5 de octubre de 2016

La deforestación en el Amazonas La tasa de deforestación de la selva Amazónica había disminuido algo en el último lustro, pero ahora parece estar aumentando de nuevo.

La rápida pérdida de bosques se debe en gran parte a la necesidad de hacer espacio para nuevas carreteras y otros proyectos.

Ello supone una amenaza para equilibrio ecológico, para las especies nativas de plantas y animales y para las poblaciones indígenas locales, muchos de los cuales dedican más tiempo a proteger y defender los ecosistemas de sus regiones, la calidad del agua y los medios de vida de sus comunidades, que a llevar el estilo de vida que han elegido, lejos de la “civilización”.

La nación más grande del Amazonas, Brasil, está haciendo su parte para salvar la selva tropical mediante la aplicación de medidas de restricciones a la cría de ganado y otras industrias y la vigilancia por satélite de las zonas de deforestación, pero es obvio que no resulta suficiente.

El aceite de palma

Las empresas que cultivan el aceite de palma (un aceite comestible muy barato y con alta demanda mundial) son acusadas rutinariamente de no utilizar prácticas sostenibles en América Latina y en todo el mundo.

El desmonte de tierras y bosques para plantar este tipo de palma se ha relacionado con una serie de problemas ambientales, como la deforestación, la degradación del hábitat, el cambio climático, la crueldad animal y el desplazamiento de comunidades enteras.

El año pasado, una empresa de aceite de palma fue acusada formalmente de violar los derechos humanos, lo que llevó a una decisión revolucionaria de “ecocidio” en Guatemala.

Una coalición de entidades públicas demandó a la empresa por la muerte masiva de los peces del río La Pasión y sus efectos en más de 22.000 personas que viven en la región, pero la victoria se vio empañada por el asesinato del activista ambiental Rigoberto Lima de 28 años.

La minería ilegal

Las operaciones mineras ilegales, especialmente de oro y cobre, son polémicas y generalizadas en toda la región y muchas veces también están estrechamente vinculadas a violaciones de los derechos humanos, tales como el trabajo forzado y la explotación sexual de menores.

La minería de oro en Perú se ha asociado a una serie de abusos ambientales, incluyendo la destrucción de los bosques y la contaminación de los ríos, con posterior envenenamiento de los peces, animales y las personas con mercurio y cianuro, pero nadie parece querer asumir responsabilidades o poner coto al problema.