Por Blanca Juárez, La Jornada, 6 de octubre de 2016

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) presentó ayer un plan para recuperar 10 especies amenazadas en México, conservar importantes bosques en cinco entidades y crear un sistema nacional de reservas de agua en 300 cuencas, entre otras metas.

La estrategia, llamada Conectar para conservar, fija acciones a 10 años, de 2016 a 2026. Pretende reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático, explicó Omar Vidal, director general en México de WWF.

En conferencia de prensa, recordó que éste es el segundo país con mayor biodiversidad de ecosistemas y el cuarto con más diversidad biológica. Por ello México “tiene mucha importancia” para esa organización, agregó Marco Lambertini, director internacional.

La estrategia se lanzó a dos meses de que inicie la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica en Cancún. Pretenden rescatar poblaciones de vaquita marina, tiburón ballena, tortuga carey, mariposa monarca, jaguar y varias especies de cactáceas.

Además, conservar los bosques en la Sierra Tarahumara de Chihuahua; la zona de la mariposa monarca, en Michoacán y estado de México; los Chimalapas y la sierra costera, en Oaxaca, y la selva lacandona, en Chiapas.

Para lograrlo “vamos a conectarnos y conectar a otros con la biodiversidad”, indicó. Buscarán involucrar a empresas, gobiernos, comunidades y ciudadanía. WWF es una de las agrupaciones no gubernamentales dedicadas al medio ambiente más grandes a escala mundial, y está presente en más de 100 países, en los cinco continentes, abundó Vidal.

“México afronta desafíos importantes en su búsqueda del desarrollo sustentable. Por su posición geográfica, condiciones climatológicas, red hidrológica y topografía es muy vulnerable a los embates del cambio climático”, advirtió Exequiel Ezcurra, director del Instituto para México y los Estados Unidos de la Universidad de California.

En 15 años habrá casi 138 millones de mexicanos, 8 de cada 10 vivirán en ciudades “y se duplicará la demanda energética y de agua dulce. Si no actuamos, la calidad de vida y el bienestar de la población se verán aún más afectados”, apuntó el especialista.

FuenteLa Jornada
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