Por Zoe B, Main Street Project, Traducido por Pilar Quintanilla, Vía Orgánica
Pobres gallinas, no es su culpa que la industria de producción de pollos es una de las más contaminantes en el país. Las gallinas nacieron para nutrir el suelo, evitar pesticidas y ser unas máquinas de sustentabilidad. Pero cuando escuchamos gallinas y medio ambiente en la misma oración, es razonable asumir que la conexión será negativa.
Es difícil de creer que la avicultura puede ser ecológica con la contaminación que producen las instalaciones industriales de aves. Con base en sus propios informes del 2010-2014, el procesador de pollo más grande del país (Estados Unidos), vierte más contaminación tóxica en nuestras vías fluviales que Cargill, DuPont y ExxonMobil combinados. Eso ni siquiera incluye la contaminación de las granjas que producen alimento para aves con insumos sintéticos o los cobertizos donde los pollos se embalan en decenas de miles, expulsando toxinas en el aire y el agua. ¿Cómo pueden estos contaminadores masivos convertirse en aliados del medio ambiente?
El hecho es que son los animales de granja ideales. Fuera del sistema de alimentos convencional, los pollos son un milagro de la transformación eficiente de la energía, que es la cualidad más esencial de cualquier sistema sostenible. Con sus talentos instintivos, cortan las malezas y los insectos desde la raíz y le dan al agricultor la liberación financiera y ecológica de los pesticidas y herbicidas sintéticos. Los mismos cultivos, proporcionan a las aves protección contra el sol y los depredadores, también enfrían el suelo, lo que reduce la necesidad de riego intensivo. Y sus excrementos son un regalo invaluable: Los Cultivos drenan los nutrientes del suelo y los excrementos de las aves de corral, reponen los nutrientes.
El pollo es, asimismo, la proteína animal más ecológicamente eficiente. Se tarda aproximadamente dos unidades de alimento para que los pollos produzcan una unidad de proteína de carne. Los mamíferos requieren de tres a diez veces la cantidad de entrada para producir la misma cantidad de proteína: eso es de tres a diez veces de energía desperdiciada. Además, la dieta de las aves puede ser una parte integral de la propia granja – maíz y granos que son fertilizados por los pollos y plagas y malas hierbas que no queremos alrededor de todos modos.
Mejor aún, sus contribuciones se extienden mucho más allá de la granja. La avicultura como parte central de una granja, puede mejorar la salud, la diversidad y la capacidad de recuperación del ecosistema regional ampliado. Los suelos en los que viven los pollos criados de esta forma, tienen menos escorrentía y son sistemas de agua saludables. Como ayudan a reemplazar los pesticidas dañinos y herbicidas, los pollos colaboran en que lleguen abejas, aves y murciélagos, que refuerzan el equilibrio y la diversidad en el paisaje circundante. La ausencia de aditivos sintéticos también significa la ausencia de súper bacterias y súper malas hierbas, que pueden destruir la simbiosis ecológica de un área completa. Pero esto no es ni siquiera su mejor característica.
Las aves de corral nutren los suelos, dando suelos resistentes y un suelo saludable, captura más carbono. Eso significa que las granjas regenerativas como las que están en “Main Street Project”, no sólo evitan la contaminación de la región, pueden ayudar a revertir el calentamiento global a través de la captura de carbono. Las aves no se crían solas, pero además del agricultor, son las mayores contribuyentes a este sistema que cambia el juego de producción de alimentos.
En el Rancho Ecológico Vía Orgánica, hemos emprendido un proyecto criando gallinas para regenerar suelos. Aprendiendo de Main Street Project, tenemos gallinas felices ayudando a nuestros suelos y produciendo huevo. Si quieres saber más de este proyecto o quieres hacer un pedido, visita nuestro Rancho, pregunta por nuestros recorridos y talleres. Escribe a info@granjasregenerativas.com y únete a esta Revolución Regeneradora.
