Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 27 de mayo del 2020.

  • La pandemia de COVID-19 se está usando para marcar el comienzo de cambios altamente controversiales que limitan con un sistema totalitario, incluyendo la toma de posesión del gobierno a través de las asociaciones público-privadas
  • El gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, está asociándose con Gates para reinventar la realidad de ese estado después del coronavirus, y con un énfasis en integrar permanentemente la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica
  • Además, el Estado de Nueva York se está asociando con Google. El antiguo presidente ejecutivo de dicha compañía, Eric Schmidt, está liderando un panel para planificar la infraestructura tecnológica de ese estado
  • Partners in Health, el grupo elegido por el gobernador de Massachusetts Charlie Baker, para rastrear a las personas con COVID-19, está financiado por Gates y George Soros, uno de los hombres más ricos del mundo. Chelsey Clinton está en el consejo de administración y uno de sus cofundadores, Jim Kim, que también es presidente del Banco Mundial

Bill Gates ha construido un imperio global en torno a las tecnologías y sus esfuerzos “filantrópicos”. Su riqueza le ha permitido convertirse en una superpotencia, al llegar a convertirse en el zar de la salud mundial. De hecho, la Organización Mundial de la Salud y el equipo de respuesta de la Casa Blanca incluso reconocen su falta de experiencia médica.

La vida no puede y no volverá a la normalidad hasta que sea posible vacunar a toda la población mundial, explica Gates, y ese mismo sentimiento lo comparten diferentes líderes gubernamentales y autoridades sanitarias a nivel mundial.

No importa el hecho de que los científicos e investigadores médicos están encontrando todo tipo de estrategias simples, económicas y seguras para abordar esta enfermedad.

Según Gates, vacunar a la población mundial no será suficiente. También debemos vigilar la infección y el estado de vacunación. No es ninguna sorpresa que las recomendaciones de Gates sean para su propio beneficio.

Como discutí en mi artículo “Bill Gates: ¿El filántropo más peligroso de la historia moderna?“, la Fundación Bill y Melinda Gates dona miles de millones de dólares a las mismas empresas e industrias en las que la Fundación posee acciones y bonos.

Es ilegal utilizar dinero sin fines de lucro para avanzar en la investigación de las compañías en las que está involucrado, sin embargo, se ha salido con la suya durante muchos años. Al mismo tiempo, su Fundación obtiene exenciones de impuestos por las donaciones con las que gana dinero.

Gates ha “donado” decenas de miles de millones de dólares, pero su patrimonio se ha duplicado. Esto se debe a que sus “donaciones” son inversiones que son deducibles de impuestos.

La pandemia genera beneficios para las empresas de tecnología

Aunque el desempleo ha alcanzado niveles sin precedentes durante esta pandemia, algunos no se han visto afectados por la crisis financiera. De hecho, Gates y otros milmillonarios tecnológicos están obteniendo muy buenos beneficios, de diferentes maneras.

En un artículo del 8 de mayo del 2020 en la revista electrónica The Intercept, Naomi Klein informa sobre cómo Nueva York está encargando a Gates reinventar la “realidad después del Covid, con énfasis en la integración de la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica”.

El 6 de mayo del 2020, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció que el estado se está asociando con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar “un sistema educativo más inteligente” enfocado en el aprendizaje en línea. Esto a pesar del hecho de que el plan de estudios Common Core, el intento de la Fundación Gates de rehacer la educación en los Estados Unidos, ha sido un fracaso abismal.

El estado también se está asociando con Google, y Cuomo ha solicitado al antiguo presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, que encabece un nuevo panel para planificar la infraestructura tecnológica del estado. Schmidt se unió a Cuomo durante una sesión informativa y explicó lo siguiente: “Las primeras prioridades se enfocan en la telesalud, el aprendizaje remoto y la banda ancha” Como señaló Klein:

“A tomado algún tiempo gelificarse, pero está comenzando a surgir algo similar a una doctrina de choque pandémico.

Se llaman el New Deal de las Pantallas Mucho mejor que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que aún se acumulan los cuerpos en estas últimas semanas y no como una necesidad vital, sino como un laboratorio para un futuro permanente y muy rentable.

Es un futuro en el que nuestros hogares nunca serán espacios individuales, sino que se darán a través de una conectividad digital de alta velocidad, en las escuelas, consultorios médicos, gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras prisiones.

Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, palabras, relaciones son rastreables y extraíbles por medio de colaboraciones entre el gobierno y las compañías tecnológicas.

Si todo esto le suena familiar, es porque, antes del Covid, nos vendieron este futuro impulsado por aplicaciones en nombre de la conveniencia y personalización sin fricción. Pero muchos de nosotros teníamos nuestras dudas.

Hoy en día, una gran ola de pánico fomenta estas preocupaciones, y esta distopía está pasando por un reposicionamiento.

Ahora, en un contexto desgarrador, se nos ofrece una dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma de proteger nuestras vidas contra una pandemia, como las claves para mantenernos.

En el núcleo de esta visión está la integración del gobierno con un grupo de compañías de Silicón Valley, ya que muchas escuelas públicas, hospitales, consultorios médicos, policías y militares, han externalizado sus funciones principales a muchas empresas privadas de tecnología (a un alto costo)”.

En su artículo, que vale la pena leer, Klein revisa cómo Schmidt y Gates han estado creando el futuro que ahora estamos viendo, y cómo la vigilancia está siendo considerada como la respuesta de todas las preocupaciones de salud.

En un artículo del 6 de mayo de 2020, Theodore Schleifer del sitio web Vox sopesó la decisión de Cuomo de entregar las claves a milmillonarios tecnológicos cuya filantropía siempre obtiene mayores beneficios:

“Los detalles son escasos sobre cuánto poder tendrán estos grupos más allá de emitir recomendaciones o si su trabajo será público. Pero Gates de repente podría tener la capacidad de recomendar qué tipo de cosas se enseñan a los estudiantes del estado en un sistema “reinventado”.

Schmidt podría alentar al estado a adoptar los servicios de atención médica remota que podrían ser controvertidos. Aunque ambos han sido líderes exitosos, la preocupación reflejaría la crítica de la filantropía milmillonaria: que esta ‘ayuda’ ofrece alguna influencia antidemocrática sobre la política pública de los Estados Unidos”.

La iniciativa filantrópica Schmidt Futures quiere publicar los datos privados

No podemos confiar ni en Schmidt ni en Gates. Schmidt Futures, que es la iniciativa filantrópica de Eric y Wendy Schmidt, que “busca mejorar los resultados sociales a través del desarrollo reflexivo de la ciencia y las tecnologías que pueden beneficiar a la humanidad”, admite que busca “liberar datos privados con un propósito público”.

Está claro que, el estado de infección cae en una categoría de datos privados que se posiciona como “de propósito público”. Como se señala en su sitio web:

“Existe una gran oportunidad para utilizar los datos recopilados por el sector privado para resolver los desafíos sociales y, al hacerlo, crear las plataformas necesarias para llegar a las personas.

Los ejemplos incluyen dispositivos móviles, redes sociales, comercio electrónico, teledetección/satélite y datos de sensores. Los avances en la ciencia y el aprendizaje automático están aumentando nuestra capacidad para usar e interpretar esta información.

Grupos para monitorear el coronavirus

Ya sea planificado o no, esta pandemia se está utilizando para realizar cambios controvertidos que son una creación totalitaria, incluyendo la toma de control del gobierno a través de relaciones público-privadas.

Esto sirve como un atajo para esta adquisición que se presenta como “ayuda”. Big Tech no es el único que ofrece aplicaciones para monitorear el coronavirus, sino que también los milmillonarios están financiando grupos de monitoreo que ofrece servicios “en el terreno”.

La organización sin fines de lucro, Partners in Health, está financiada por Gates y George Soros, uno de los hombres más ricos del mundo y es el grupo elegido por Charlie Baker, el gobernador de Massachusetts para monitorear el coronavirus por medio de entrevistas a las personas que obtienen un resultado positivo. La Fundación de William J. Clinton también ha financiado a Partners in Health en el pasado.

Chelsey Clinton forma parte del consejo de administración, y uno de los cofundadores del grupo, Jim Kim, pasó tres años en la OMS y en la actualidad es el presidente del Banco Mundial. Se reincorporó a la junta directiva de Partners in Health en enero de 2019.

El Reino Unido exige respuestas

Mientras tanto, el sitio web OpenDemocracy y Foxglove, la nueva empresa de tecnología, están exigiendo al gobierno del Reino Unido que comparta los detalles de sus acuerdos con las grandes empresas de tecnología. En una publicación del 7 de mayo de 2020, OpenDemocracy.net explicó lo siguiente:

“Fuera de la horrible tasa de mortalidad, quizás la consecuencia de mayor alcance de la pandemia es la expansión de la vigilancia de nuestra vida cotidiana. En nombre de contrarrestar la pandemia, los gobiernos están concediendo el acceso a mucha información de salud.

Gran Bretaña no es diferente. El 28 de marzo, un blog apareció en el sitio web del preciado Servicio Nacional de Salud. Anunció lo que podría ser la mayor entrega de datos de pacientes del NHS a empresas privadas en la historia.

Amazon, Microsoft, Google y dos películas de IA conocidas como Faculty y Palantir, están ayudando al NHS a rastrear los recursos del hospital y a proporcionar una ‘fuente única de verdad’ sobre la epidemia, para detener su propagación.”

Aunque la cantidad de datos de salud de Gran Bretaña que se comparten con estas empresas se considera como “insólita”, el gobierno del Reino Unido no ha publicado los detalles sobre la relación.

Palantir está proporcionando sus servicios para almacenar la información sobre el COVID-19 al NHS por 1 euro. Esto a pesar de que se estima que sus servicios cuestan cerca de 88,000 euros a la semana, y eso es únicamente por los salarios. Es extraño por qué Palantir ofrece sus servicios de forma gratuita El viejo dicho, “No hay nada como un almuerzo gratis” parece aplicar en esta situación.

OpenDemocracy también cuestiona cómo la empresa emergente de inteligencia artificial (IA) Faculty ha logrado obtener siete contratos diferentes por un valor de casi 1 millón de euros en los últimos 18 meses.

“Existen leyes en Gran Bretaña que significan que los periodistas y los miembros del público pueden acceder a información sobre dichos acuerdos, para que puedan responder este tipo de preguntas. Pero ahora el gobierno del Reino Unido está actuando como si estas leyes no aplicaran”, explica OpenDemocracy.

El gobierno del Reino Unido ignora la solicitud de la Ley de Libertad de Información

El 3 de abril de 2020, Foxglove presentó solicitudes de la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) al gobierno del Reino Unido. Se necesita una respuesta dentro de 20 días hábiles, pero no se ha recibido ninguna.

La Oficina del Comisionado de Información Británica, el regulador responsable de la aplicación de la FOIA, ha anunciado que ha felixibilizado la aplicación durante la crisis pandémica.

Eso parece conveniente, al considerar que se están creando acuerdos en secreto que no deberían serlo, y el pánico se está acumulando sin mucha información del mundo real para respaldar la narrativa de que aún estamos en una situación de alto riesgo.

“Aunque el anuncio fue vago, corre el riesgo de dejar al público sin la posibilidad de perdió explicaciones al gobierno, de forma indefinida”. OpenDemocracy añadió lo siguiente:

“Le hemos dado al gobierno del Reino Unido hasta el 11 de mayo para divulgar la información solicitada sobre estos acuerdos masivos de información sobre el COVID. Si no lo hacen, buscaremos una respuesta en los tribunales.

El público necesita saber cómo se comercializa la información personal y quién tiene acceso a ella. Pero también si esta pandemia significa que nuestros derechos a hacer preguntas y a analizar las acciones están comprometidos. El COVID-19 no puede ser una excusa para que el gobierno y las compañías eviten la responsabilidad”.

Iniciativa tecnológica busca alterar el comportamiento global

Cualquiera que siga viviendo bajo la idea equivocada de que las respuestas de los gobiernos a esta pandemia son medidas de emergencia temporales debe reconsiderarlo rápidamente. Según lo informado por Vox, los milmillonarios tecnológicos como Gates y Schmidt están trabajando para tratar de convencer a los gobiernos y al público de que solo ellos pueden salvarnos de otra pandemia.

Tal es el enfoque de la Red de Acción Pandémica, responsable de la campaña de Twitter #MaskingForAFriend, impulsada por Hillary Clinton y otras celebridades.

“[…] la campaña #MaskingForAFriend busca cambiar el comportamiento de las personas. Pero su ambición más importante es cambiar el comportamiento del gobierno”, Vox explica.

“Esta iniciativa es uno de los intentos más prospectivos de la filantropía para dar forma al mundo después de la crisis, y uno de los pocos enfocados en la defensa política. El impulso es pequeño por ahora, con solo 1.5 millones de dólares en efectivo de Schmidt Futures, la Fundación Bill y Melinda Gates y otros patrocinadores.

Pero la Red de Acción Pandémica busca liderar una campaña de presión que forme el debate político, que será un debate al frente de la próxima ola de esfuerzos ante una pandemia”.

Pasaportes digitales de salud

Una introducción al totalitarismo global, con base en la protección de la salud pública y la prevención de otra pandemia, es la emisión de “pasaportes digitales de salud”. Según la revista británica de tecnología Verdict, los pasaportes digitales de coronavirus se están suministrando a 15 naciones.

El pasaporte está “diseñado para facilitar que las personas regresen a trabajar después de la pandemia del Covid-19”, como si nunca hubiéramos podido regresar a la normalidad después de cualquier otra epidemia o susto. En un 11 de mayo de 2020, el artículo de Veredict informa lo siguiente:

“Los países incluirán Italia, Portugal, Francia, Panamá, India, Estados Unidos, Canadá, Suecia, España, Sudáfrica, México, Emiratos Árabes Unidos y los Países Bajos, con el objetivo de suministrar 50 millones de pasaportes digitales de salud.

El Covi-pass funcionará por medio de un sistema de color verde, ámbar, rojo para indicar si la persona obtuvo un resultado positivo o negativo para el Covid-19 e información de salud relevante.

En primer lugar, la persona descargará la aplicación e ingresará información importante como su nombre, dirección, edad y verificará su identidad por medio de su huella digital o un escáner facial.

Luego toman una prueba del Covid-19, administrada por un profesional de la salud autorizado, y se escanean los resultados en el Covi-pass. Luego pueden usar el pasaporte digital para autenticar el estado de salud y permitir ‘un regreso seguro al trabajo, la vida y los viajes'”.

Según Covipass.com, la aplicación mostrará “el historial de pruebas de COVID-19, la respuesta inmunológica y otra información de salud relevante”.

Como he dicho anteriormente, el resultado de una prueba de RT-PCR (reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa) no tiene valor, ya que solo detecta la presencia de material genético SARS-CoV-2 y no el virus real y es posible infectarse en cualquier momento después de obtener los resultados de la prueba, lo que hace que la “verificación” del estado de infección sea nula.

Según un discurso reciente del presidente estadounidense Donald Trump, su administración está movilizando a los militares para distribuir la vacuna una vez que esté lista, lo que podría ser tan pronto como a finales de 2020.

Al mismo tiempo, el Senado de ese país votó para renovar los poderes federales de vigilancia que de otro modo habrían expirado, y un proyecto de ley con el nombre de HR 6666, pondría al gobierno a cargo del seguimiento y la localización de los casos de COVID-19, lo que costaría a los contribuyentes cerca de 100 000 millones de dólares.

La vigilancia y las libertades se contraponen

Como se predijo en un artículo del servicio de noticias legales Law360 publicado el 26 de abril de 2020, la vigilancia se contrapone con las libertades civiles:

Imagine que su teléfono suena con una alerta: una persona que estuvo a su lado en el supermercado obtuvo un resultado positivo de COVID-19. Con base en los datos transmitidos a través de una aplicación del teléfono, las autoridades consideran que dicha persona lo expuso al coronavirus. Podría estar infectado.

La alerta lo pone en cuarentena por 14 días para evitar una mayor propagación de la enfermedad mortal. En la aplicación, se muestra un mapa de puntos codificados por colores con la población de su ciudad natal. Observe que el punto relacionado con usted, de color verde, se ha vuelto amarillo y ahora todas las demás personas saben que podría ser peligroso.

La respuesta podría depender de una pregunta que el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, planteó durante una entrevista en vivo de Snapchat. ‘¿Esta dispuesto a renunciar a su libertad para obtener un poco de protección?'”

La respuesta debería ser un “no”. Es una fantasía pensar que el gobierno puede mantenerlo a salvo de un virus al renunciar a su libertad. Como señaló CNN Business:

“El ataque del 11 de septiembre de 2001 dejo de lado la fobia de una vigilancia masiva y marcó el comienzo de una era en la que muchos imaginamos que el estado robaría nuestros correos electrónicos, a cambio de mantenernos a salvo del terror.

Durante los siguientes 15 años, miles de millones de personas acordaron que Facebook o Google podrían obtener un poco de información a cambio de acceso gratuito a aplicaciones de mensajería, noticias e imágenes compartidas.

Con el tiempo, eso se transformó a lo ejemplificado por Cambridge Analytica: Compañías privadas que acaparan la vida de decenas de millones para tratar de influir en las elecciones.

Pero el desafío presentado por el Covid-19, y la necesidad de monitorear a las personas, es de otro nivel. La tecnología quiere ser considerada como el salvador, al incluir métodos anónimos para saber a quién hemos infectado con nuestros teléfonos celulares.

Pero, si se vuelven omnipresentes, ¿en dónde terminará este nuevo control? Recordaremos que en el 2020 fue cuando cedimos nuestra libertad”.

Es momento de reconocer que la vigilancia se ha convertido en la industria más grande del planeta, y que la existencia de la humanidad se está utilizando para generar ganancias.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.