Por Ecoosfera, 13 de febrero del 2020.

La Cumbre sobre la Acción Climática hizo visible la difícil tarea que la humanidad tiene por delante. En una época donde el unilateralismo ha mermado las acciones para frenar la emergencia climática, nuestra única oportunidad de cambiar el rumbo se desvanece y México se aleja de las acciones, mientras la temperatura se eleva.

El nuevo clima se manifiesta en incendios, lluvias intensas, extinción de los animales, falta de agua y alimento, migración masiva, etc. Las consecuencias tarde o temprano serán visibles en todo el mundo y, a pesar de esto, pocos países han atendido el llamado internacional.

La mayoría de las sociedades nos creemos tan ajenas a este problema que no presionamos a los líderes para crear cambios reales. En el caso de México, la crisis ambiental provocaría grandes estragos y aun así el gobierno decidió no asistir a la Cumbre sobre Acción Climática de este año.

Podemos comprender que la crisis climática no sea una de las prioridades para el gobierno de este país. Pero, si hablamos de que la temperatura del territorio se ha incrementado alrededor de un 9% durante los últimos años, tal vez deberíamos de poner el tema en los primeros lugares de la lista.

Es cierto, el país tiene graves asuntos que atender como: seguridad, violencia, sistema salud, entre otros. Aunque, la atención de estas problemáticas no debería significar el sacrificio de las acciones por la protección del medioambiente.

En promedio México sufrió un aumento de temperatura de 1.6°C entre 1985 y 2018. En 2017 se registró la mayor temperatura marcando un total de 30.1°C, lo que representa un aumento de 8% de acuerdo con la temperatura máxima registrada hace 33 años.

Una gráfica realizada por México Social muestra el aumento de las temperaturas en el país y el resultado no es alentador. A pesar de que en 2018 se logró disminuir levemente los centígrados del termómetro, esta pequeña brecha no marca una gran diferencia.

El incremento de la temperatura en México es real y no nos podemos dar el lujo de despreciar el medioambiente. Lamentablemente, el cambio climático no importa, aunque sea considerado como la principal amenaza para nuestra especie.

Se nos olvida que las condiciones medioambientales se relacionan con la salud pública, la economía, el bienestar social y, en general, con la vida humana. Nos toca a todos prestarle atención a este tema, priorizar la vida y empezar a hacer los cambios que sean necesarios.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.