Por Redacción, Sin Embargo, 27 de noviembre del 2019.

La campaña nacional “Sin Maíz no hay País” alertó que un diputado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) pretende privatizar las semillas nativas mexicanas, al impulsar un dictamen para modificar la Ley Federal de Variedades Vegetales.

A través de un comunicado, el movimiento acusó al presidente de la Comisión de Desarrollo y conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, el Diputados Eraclio Rodríguez Gómez, de querer modificar una de las leyes que protege las variedades de semillas del país.

Añadió que el legislador de Morena pretende aplicar un “albazo legislativo” para modificar dicha ley y atentar contra los intereses de los campesinos, los pueblos originarios, la autosuficiencia y soberanía alimentaria, y abrir camino a la utilización de semillas genéticamente modificadas.

Por lo que lo instaron a evitar la aprobación de dicho dictamen y dar celeridad a la Ley Federal de Fomento y Protección del Maíz Nativo.

El colectivo denunció que el dictamen del legislador buscaría penas de dos a seis años a campesinos e integrantes de pueblos originarios.

En este sentido, dijo que el artículo 54 de dicha iniciativa señala que “se impondrá de dos a seis años de prisión y multa de diez mil a cuarenta mil unidades de medida y actualización, a quien aproveche o explote una variedad vegetal protegida, su material de propagación o el producto de la cosecha, para su producción, reproducción, preparación, oferta, distribución, venta producción comercial de otras variedades, o cualquier otra forma de aprovechamiento“.

En el comunicado recordaron que las semillas nacionales se encuentran protegidas por la Convención Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV, por sus siglas en francés), y por la Ley Federal de Variedades Vegetales.

Sin embargo, el ingreso de México al Tratado Transpacífico (TTP, por sus siglas en inglés) y la ratificación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá “implica prácticamente la privatización de nuestras semillas”.

Ya que la UPOV de 1991 “patenta genes y variedades, limita el uso e intercambio de semillas por parte de agricultores, prohibes la derivación esencial de variedades, afecta directamente la diversidad genética y extiende los derechos de las semillas patentadas, incluso a los productos que genera la variedad patentada”.

Lo anterior, puntualizó “Sin Maíz no hay País“ representaría el despojo más grave en la historia de la humanidad, ya que, si se contaminan los maíces nativos por transgenes patentados, los genes que tendrían los maíces nativos otorgarían el derecho de propiedad a los dueños de las patentes.

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