Por Luis Brizuela, IPS Noticias, 09 de octubre del 2019.

Desde septiembre de 2017, esta periodista de 26 años se integró a Bicicletear La Habana, una iniciativa ciudadana nacida dos años antes y que busca aumentar el uso de la bicicleta en este país insular caribeño de 11,2 millones de habitantes.

Ese medio se popularizó en Cuba como alternativa de transporte durante los años más duros de la crisis económica iniciada en 1991, por la desaparición de la Unión Soviética, entonces su principal socio económico. La leve mejoría de años posteriores y su asociación con la precariedad, volvió a sacarla casi por completo de las calles.

El 11 de septiembre, el gobierno de Miguel Díaz-Canel anunció medidas especiales de ahorro debido a la interrupción en la llegada al país de tanqueros con diésel y otros combustibles. Calificada de “coyuntural”, la situación evidenció la necesidad de políticas para incentivar el empleo masivo, seguro y con precios económicos de las bicicletas.

Si tales razones no fueran suficientes para animarse a bicicletear, “está la posibilidad de socializar y disfrutar del paisaje citadino”, señaló a IPS la periodista Díaz, una integrante más del creciente activismo ambiental cubano, liderado en su mayoría por jóvenes y con convocatorias más masivas gracias a la mejora de la conectividad a Internet en Cuba.

“El liderazgo de la mayoría de estos proyectos ambientales se concentra principalmente en muchachas y muchachos de 20 a 35 años, incentivados por la capacidad de interacción y convocatoria de las redes sociales”, dijo a IPS la activista Patricia Díaz, sin vinculación con la periodista.

Aclaró, no obstante, que los movimientos ciudadanos ambientalistas en Cuba lo integran “personas de todas las edades, tanto adolescentes como mayores de 40 años, algunos incluso en cargos políticos y administrativos, quienes participan, ayudan, son aliados”.

En 2018, en Cuba vivían 2.236.232 personas con edades de 20 a 34 años, casi 20 por ciento de los residentes en el país, precisa el más reciente Anuario Demográfico de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información.

Patricia Díaz, una historiadora del Arte de 26 años, es una de las coordinadoras en Cuba de Embajada Rebirth/Tercer Paraíso , una plataforma artística promovida por el artista italiano Michelangelo Pistoletto para una Transformación Social Responsable, mediante acciones colectivas y enfocadas en el desarrollo sostenible.

Desde su nacimiento en 2014, el proyecto fomenta alianzas entre proyectos, instituciones, personas, oenegés y emprendimientos económicos que quieren transformar la sociedad a través del arte para lograr un equilibrio entre naturaleza, sociedad y tecnología.

Claudia González, otra de las coordinadoras de Embajada Rebirth/Tercer Paraíso, subrayó el crecimiento del voluntariado y la iniciativa individual en Cuba durante la última década.

“Muchos jóvenes se suman a estos proyectos sin cobrar un salario ni recibir beneficios económicos. En nuestro caso, resulta esencial el apoyo de grupos de voluntarios para la logística de muchas acciones”, dijo a IPS la también historiadora del Arte, de 32 años.

Puso como ejemplo la movilización ciudadana sin convocatoria oficial tras el paso de un tornado que afectó cinco de los 15 municipios de La Habana, la noche del 27 de enero. Cientos de personas acudieron a los lugares más afectados para entregar ayuda y colaborar en la recuperación y reconstrucción.

Igualmente, en lo que va de año, sucedieron diversas experiencias de saneamiento de costas y desembocaduras de ríos en La Habana, y de playas en las cercanías de la patrimonial ciudad de Trinidad, a unos 287 kilómetros al sureste de la capital cubana.

En todos esos casos, la convocatoria a través de redes sociales animó a voluntarios, oenegés, emprendedores privados e instituciones a sumarse a la campaña mundial #Trashchallenge, un desafío mundial contra la basura promovido por jóvenes.

No obstante, voces ciudadanas critican que tras el rescate de esos espacios públicos, en poco tiempo todo regresa al mismo estado deplorable. “Aprecio en Cuba un retroceso grande en la conciencia ambiental. Hay más contaminación de todo tipo”, reconoció González.

Entre los múltiples factores de esta situación, se señala desde la poca exigencia en el cumplimiento de las normas ambientales, hasta deficientes estrategias para fomentar una conciencia cívica en las familias, centros educativos y a través de los medios de comunicación.

González y Patricia Díaz coincidieron en la urgencia de que las autoridades dejen a un lado las sospechas hacia la iniciativa social independiente. A juicio de González, el Estado cubano debería facilitar la creación y legalización de más oenegés que respalden la protección ambiental.

Disímiles proyectos autónomos, incluidos los ambientales, aguardan por la modernización de la desactualizada Ley de Asociaciones (No.54/1985), a fin de regularizar su actividad. Al no tener personalidad jurídica, no suelen ser reconocidos como legítimos por parte de instituciones estatales y gubernamentales, y se les prohíbe el acceso a fondos de la cooperación internacional, entre otros impedimentos.

Con la realización de exitosas acciones masivas a favor del ambiente este año, contrastan hechos que muestran la persistencia de incomprensiones a las iniciativas ciudadanas.

En abril, las autoridades negaron al joven ambientalista de 21 años y estudiante de Derecho, Javier Larrea, el permiso para efectuar una marcha contra el maltrato animal en la ciudad de Santa Clara, en el centro cubano, luego de que fuera realizada una en la capital a inicios de ese mes.

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El 20 de septiembre, el grupo Friday for Future (Viernes por el Futuro, también llamado Juventud por el Clima) tuvo que cancelar e Cuba una caminata en la capital, al no recibir respuesta de las autoridades al permiso solicitado el 18 de julio para que el país se sumara a los más de 150 donde se celebró, con diferentes actividades, la Semana Mundial del Clima, del 20 al 27 de septiembre.

“Mi generación ha crecido con una realidad diferente a las anteriores, y esto influye mucho en cómo los jóvenes del siglo XXI interactuamos con el problema ambiental a través de las redes sociales”, planteó a IPS el activista Rubén Darío Herrera, coordinador del capítulo cubano de Juventud por el Clima.

El movimiento que comenzó con la protesta cada viernes de la adolescente sueca Greta Thunberg, que comenzó solitariamente en agosto de 2018, cuenta con decenas de miles de seguidores en diversas naciones, entre ellas Cuba, con más de una decena de integrantes en La Habana y Santa Clara.

En un mundo urgido de políticas para frenar el deterioro ambiental y donde activistas como Thunberg ganan cada vez más seguidores y relevancia mediática, “es necesario adoptar cambios mucho más audaces, acorde con la realidad climática actual”, razonó Herrera, estudiante de 22 años.

En el marco del 74 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se realizó en Nueva York el 21 de septiembre una Cumbre de la Juventud por el Clima, que precedió a la intergubernamental Cumbre sobre la Acción Climática, dos días después.

En ambas citas Thunberg y su Movimiento por el Clima o del Viernes por el Futuro tuvieron un papel protagónico.

Edición: Estrella Gutiérrez

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.