Por La Jornada, 17 de junio de 2019

México es uno de los países más expuestos a la desertificación, lo que implica la degradación del suelo por al calentamiento global, el cambio de uso del mismo y la falta de respeto al ordenamiento territorial.

Además, tiene un enorme problema de aridificación –proceso complejo que incluye aspectos climatológicos, geológicos, geomorfológicos, pedológicos (formación de suelos) y ecológicos–, afirmó Mayra Elena Gavito Pardo, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM, con sede en Morelia, Michoacán.

Según el Atlas mundial de la desertificación, editado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, entre 1951 y 2010 las áreas áridas han aumentado y muchas presentan problemas de degradación del suelo; para 2025, aproximadamente 1.8 miles de millones vivirán en regiones con grave carencia de agua.

Con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se conmemora hoy, la especialista en ciencia del suelo apuntó que ese documento considera que la sequía es uno de los desastres naturales más importantes y puede agravar los procesos de degradación del suelo.

A corto plazo, el panorama es crítico, a menos de que tomemos en serio las políticas de conservación del suelo; de otra manera, es indudable que caminamos hacia una crisis en el país.

Es indispensable promover políticas públicas de conservación y de regulación ambiental, aunque el problema es que no tenemos legalidad; hay mucha corrupción. Entonces, aunque en la letra esté plasmada la idea de la conservación de suelo, en la práctica no la podemos implementar, acentuó la especialista.