Por Cecilia Navarro, La Jornada del Campo, octubre de 2017

¿Por qué preservar el sistema de la milpa es tan importante en estos momentos en que el campo mexicano enfrenta tantas amenazas?

Creo que es importante subrayar que, así como hay ecosistemas naturales, esto que llamamos milpa es un ecosistema inventado, creado por la gente, por los grupos que desarrollaron la agricultura. Es un invento agrícola, un ecosistema artificial, tiene que ser mantenido por la gente. Es el núcleo del desarrollo de la mayor parte de las plantas cultivadas que usamos para la alimentación básica del país, desde la calabaza, primera planta cultivada, pasando por frijol, los chiles y los jitomates.

La milpa surge del manejo de un ecosistema creado por diferentes grupos étnicos, en diferentes modalidades y diferentes áreas. No estamos acostumbrados a valorar esto porque no nos lo dicen. Así como es importante mantener los ecosistemas naturales, tenemos que cuidar, mantener la milpa, que es la base del desarrollo de las plantas cultivadas de México. La milpa es uno de los grandes aportes de la humanidad no sólo de México sino del mundo. El maíz no se desarrolló en cualquier parte, surgió en una milpa.

Quizá este ecosistema se puede mejorar con algunos insumos en algunas regiones, pero no pensar que es un sistema tradicional que no sirve o no es productivo. Es un aporte cultural de enorme importancia: ha sido el origen de todas las plantas de las que vivimos en México y muchas partes del mundo.

En La Jornada del Campo creemos que la milpa nos da muchas lecciones de vida, porque alienta la coexistencia de especies muy variadas y todas se ayudan entre sí. ¿Qué lecciones nos deja la milpa del campo para hacer milpa en la vida?

La milpa en el campo es un ecosistema diverso, no son cultivos solos, como los de Iowa, donde sólo hay una planta porque es lo único que voy a cosechar, quito todo lo demás para que no compita. Hay mucha evidencia de que los monocultivos tienen costos ecológicos, ambientales y económico muy altos, no son sustentables, pueden serlo en algunos suelos y países, pero poco en México.

No podemos pensar que ese tipo de agricultura de tecnificación puede ser utilizada en cualquier parte de nuestro país, el resto tiene que considerar sistemas mucho más diversos, con muchas más plantas no sólo cultivadas. La diversidad da fortaleza a los sistemas naturales y a los manejados. Esa misma diversidad es lo que le da fuerza a una sociedad. Me temo que en este país hemos ignorado y subvalorado enormemente la diversidad cultural. Los grupos étnicos que tenemos han sido minimizados y hechos a un lado. Las culturas dominantes, española, criolla, y ahora los centros urbanos han dominado a estas comunidades y las han hecho aún lado, perdiendo una riqueza fenomenal e insustituible. Comparo la diversidad biológica con la diversidad cultural en términos de resistencia, de resiliencia, de la estabilidad que proveen a los ecosistemas naturales y los sistemas sociales.

 

¿Cómo apoya la Conabio el sistema de la milpa?

Primero, tratando de valorar los productos de ese ecosistema. La manera de valorarlos es conocerlos bien, no sólo saber que los quelites son quelites y los chiles son chiles. Un elemento importe de la diversidad biológica es la diversidad genética que permite la adaptación a diferentes condiciones ambientales. Con los cambios que estamos teniendo, por el calentamiento global o la pérdida de suelos, hay nuevas condiciones ambientales para el crecimiento de nuestras plantas cultivadas. La única manera de encontrar respuestas adecuadas para las plantas desarrolladas en México es conocer su adaptabilidad a esas condiciones. Necesitamos entender bien los cultivos y sus parientes silvestres, pues son reservorios de diversidad genética para dar respuestas con tecnología moderna, genómica, biología molecular.

Esto es importante para tener soberanía agrícola en México, no depender de compañías extranjeras, porque tenemos lo necesario aquí. Tenemos diversidad biológica, plantas cultivadas, parientes silvestres, tenemos grupos étnicos, 18% de la población que ha heredado por generaciones el manejo de estas plantas, tenemos capital humano científico. Tenemos que prepararnos más, para saber cómo utilizar estos enormes patrimonios que tenemos en México para el bien de nuestro país y de nuestras generaciones futuras.

Usted ha sido claro en su oposición a la liberación de maíz transgénico en el país, ¿qué otro tema le preocupa en estos momentos?

El tener una agricultura ecológicamente sustentable, pues si no es así se vuelve insustentable económicamente y socialmente. Hay que aprender a tener esa agricultura sustentable lo más rápido y más diversamente posible. El país tiene una diversidad ecológica fenomenal. No podemos tratar todas las regiones como una sola, hay que aprender a manejarlas de manera distinta, aprovechar sus condiciones para producir diversos productos, plantas útiles o alimentarias.

La iniciativa de ley de biodiversidad genera enorme malestar entre organizaciones civiles, porque puede desproteger aún más a los dueños de los recursos naturales de este país, ¿cómo ve esta iniciativa?

Yo creo que tiene que ser conocida, sustentada, discutida por toda la gente, hemos dado ideas, haría mal en decir que no hemos sido consultados, hemos dado nuestros puntos de vista, algunos han sido tomados, pero es cuestión de que toda la sociedad mexicana participe, porque la diversidad ecológica es un patrimonio de toda la sociedad, no nada más del grupo de quienes tenemos entrenamiento para trabajar en ello.

¿Cómo fortalecer la economía campesina en la que se sustenta la milpa?

Valorando ese conocimiento. Los grupos étnicos del país son portadores del patrimonio que México tiene. Es una ceguera enorme de la sociedad y de los gobiernos el no reconocerlos. Y, como proveedores de ese servicio fundamental que es la alimentación, y no estoy hablando de kilos de maíz y kilos de frijol, sino de la sustancia básica de la que nos hemos alimentado, deben tener apoyo y reconocimiento claro, fuerte y definitivo de la sociedad mexicana y los gobiernos.