Por Observatorio OMG, 26 de julio de 2017

En estos momentos, el futuro del glifosato está debatiéndose tanto en la UE – donde los Eurodiputados de Los Verdes están colaborando con científicos asociados a la IARC para reanalizar los estudios “secretos” a los que por fin han conseguido acceder – como en EEUU, donde el litigio en el que un gran número de agricultores afectados de cáncer (o las familias de los ya fallecidos) han denunciado a Monsanto por ocultar datos al respecto, lo que está permitiendo sacar a la luz una gran cantidad de documentos interesantes (ver aquí).

Hace poco cóntabamos como Cristopher Portier, que participó en la evaluación de la IARC, había reanalizado los estudios considerados por la EFSA e identificado varios casos en los que la agencia no había detectado diferencias significativas en la aparición de tumores en experimentos con animales.

De Peter Clausing, otro toxicólogo alemán, también hablamos hace tiempo, también por sus acusaciones a las autoridades europeas por su actuación respecto al glifosato.

Clausing, a través de la organización ecologista Global 2000, ha publicado ahora un informe en el que analiza el proceso de evaluación del glifosato y cómo las propias agencias europeas han quebrantado la legislación internacional (y en algunos casos sus propias directrices) para emitir un juicio favorable al glifosato.

El informe está disponible en inglés aquí.

Aquí se puede encontrar el resumen traducido a varios idiomas (pronto debería estar disponible en castellano).

Las autoridades europeas incumplieron su propia legislación e ignoraron evidencias de cáncer para mantener el glifosato en el mercado:

Un nuevo informe del toxicólogo Dr. Peter Clausing muestra que las autoridades europeas violaron sus propias reglas y descartaron evidencias de que el glifosato es carcinogénico para llegar a la conclusión de que el producto no produce cáncer.

Las autoridades europeas concluyeron que el glifosato no es carcinogénico descartando y quitándole importancia a evidencias de cáncer en animales experimentales, y violando las directivas y guías que se supone deben guiar su trabajo, según el nuevo informe [1] del toxicólogo alemán Dr. Peter Clausing.

El informe muestra por primera vez que el glifosato debería haber sido clasificado como carcinogénico según los criterios actuales de la UE. Esto supondría su prohibición automática, según la legislación europea en materia de pesticidas. Sin embargo, las autoridades europeas desoyeron e incumplieron estos criterios, lo que les permitió llegar a la conclusión de que el producto no es carcinogénico.

Comentando el informe, el Dr. Clausing apunta: “Lo que más me ha sorprendido es cómo de obvia y generalizadamente han violado sus propias normas. Me enfurece ver cosas así. Las autoridades deberían responsabilizarse de estos fallos.”

El Dr. Clausing añadió, “Las evidencias de que el glifosato es carcinogénico son tan abrumadoras que debería prohibirse.”

Las autoridades que se encuentran en la línea de fuego son el Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos (BfR) (Alemania es el Estado miembro ponente del glifosato en la UE), la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA).

La conclusión de las tres agencias de que el glifosato no es carcinogénico contrastaba con la de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud, que clasificaba en 2015 al glifosato como “probablemente carcinogénico para los seres humanos” basándose en evidencias “suficientes” en animales y “limitadas” en seres humanos. La IARC es reconocida por sus estrictas políticas de independencia y la alta calidad de su investigación.

El nuevo informe muestra que ni el BfR ni la EFSA ni la ECHA aplicaron las directrices de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que establece los criterios internacionales para la evaluación de productos químicos) ni las de la propia ECHA, e indica que manipularon los hechos y los datos para llegar a la conclusión de que el glifosato no es carcinogénico.

El Dr. Clausing se muestra preocupado de que las acciones de las autoridades pongan en peligro la salud pública. Dice, “En Europa la incidencia de cáncer se ha duplicado y triplicado en las últimas décadas, dependiendo de qué tipo de tumor consideremos. Me preocupa que el que el uso del glifosato se haya disparado haya contribuido a estas cifras y siga haciéndolo si no se toman cartas en el asunto.”

Comentando las solicitudes de más transparencia en el proceso de aprobación de los pesticidas, añadió, “La transparencia es necesaria, pero no suficiente. La transparencia no sirve para nada si no hay consecuencias cuando las cosas salen mal.”

El Dr. Clausing trabajaba anteriormente como toxicólogo sénior en la industria farmacéutica, pero ahora es miembro de la junta de Pesticide Action Network Alemania.

El nuevo informe ha sido publicado por GLOBAL 2000 (Amigos de la Tierra Austria).

Según la editora del informe, Claire Robinson, de GMWatch, una ONG con base en Reino Unido que ha llamado la atención sobre los riesgos del glifosato, “Lo que ha escrito el Dr. Clausing supone un exhaustivo e incisivo desafío para la evaluación del glifosato de las autoridades de la UE. El 19 y 20 de julio los representantes de los estados miembros de la UE están llamados a debatir la reaprobación del glifosato en la reunión del Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentación y Piensos (ScoPAFF).

“El autor y editores del nuevo informe invitamos a los representantes y a la Comisión Europea a leer el informe y responder antes de que tenga lugar este debate. Si hacen caso a la ciencia sólo parece haber una vía de acción posible: rechazar la renovación de la autorización del glifosato.”

Principales conclusiones del informe

  • Según la legislación de la UE sobre pesticidas se considerará carcinogénica una sustancia si dos estudios en animales llevados a cabo de forma independiente muestran un aumento en la incidencia de tumores en los animales expuestos.
  • En el caso del glifosato, al menos siete de doce estudios a largo plazo de este tipo han hallado un aumento en la incidencia de tumores.
  • Inicialmente el BfR no reconoció varios casos en los que la incidencia de tumores era significativa, al no aplicar correctamente los tests estadísticos adecuados estipulados por la OCDE y la ECHA. En lugar de esto, el BfR utilizó las pruebas estadísticas aplicadas por la industria, que sólo revelaban un efecto carcinogénico significativo del glifosato para un tipo de tumor en un único estudio.
  • Debido al monográfico de la IARC sobre el glifosato, publicado en 2015, el BfR reevaluó su propio análisis y reconoció que existía la incidencia significativa anteriormente mencionada en siete de los doce estudios.
  • Sin embargo, el BfR – y la EFSA y la ECHA, que se basaban en el trabajo del BfR – no detectó otros ocho casos en los que aparecían tumores significativos, identificados recientemente por el Profesor Cristopher Portier, antiguo director asociado del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (NIEHS) de EEUU.
  • El BfR, la EFSA y la ECHA han realizado una selección sesgada de los estudios utilizados para la evaluación del glifosato. Han considerado dos estudios que no concluían que el glifosato provocase linfoma maligno – estudios que contienen deficiencias tan obvias que deberían haber sido excluidos de la evaluación. Por el contrario, restaron importancia a un estudio que concluía que el glifosato sí que provocaba linfoma maligno, alegando una supuesta infección viral en los animales – infección de la que no existen evidencias, como admite la ECHA. La única fuente que respalda esta supuesta infección es Jess Rowland, antiguo funcionario de la EPA estadounidense, quien lo afirmó en una teleconferencia con la EFSA. Una investigación ha confirmado que la EFSA no tenía más evidencias de la supuesta infección aparte de las palabras de Rowland. Los emails internos de Monsanto, revelados gracias a un proceso judicial estadounidense, sugieren que Rowland colaboraba con la empresa agroquímica, y presumía de que deberían “darle una medalla” si conseguía parar otra investigación de la agencia sobre los efectos para la salud del glifosato.
  • El BfR, la EFSA y la ECHA hicieron competir un tipo de prueba estadística contra otra, alegando que el glifosato no era carcinogénico porque sólo uno de los tipos de prueba estadística detectaba un efecto significativo, y la otra no. Esto viola las directrices de la OCDE, que establecen que con que una prueba tenga un resultado estadísticamente significativo es suficiente para rechazar la hipótesis de que el cáncer ha ocurrido por azar.
  • El BfR, la EFSA y la ECHA han violado las restricciones sobre el uso de datos históricos como control (los datos recopilados de animales control no tratados utilizados en estudios previos) que establece la OCDE, para descargar los efectos carcinogénicos del glifosato.
  • El BfR, la EFSA y la ECHA evitan mencionar la relación dosis-respuesta, que refuerza la evidencia de que los efectos observados son provocados por el glifosato y no por el azar. Esto sugiere que las autoridades han tratado de ocultar evidencias de los efectos carcinogénicos del glifosato.

Nota

[1] Peter Clausing (2017). Glyphosate and cancer: Authorities systematically breach regulations. Publicado por GLOBAL 2000 (Amigos de la Tierra Austria). Ver aquí