Por Ecoticias, 23 de mayo de 2017

Adaptación, evolución y redistribución

La historia de la vida en la Tierra está estrechamente asociada con el cambio medioambiental, en múltiples escalas espaciales y temporales.

Un componente crítico de esta asociación es la capacidad de las especies para migrar y redistribuirse, en respuesta a eventos tectónicos, oceanográficos o climáticos.

Los cambios climáticos observados y proyectados para el siglo XXI, especialmente a causa del calentamiento global, son comparables en magnitud a los mayores cambios de los últimos 65 millones de años.

La magnitud del actual, ya está dando lugar a una respuesta biológica a escala mundial.

Los organismos marinos, de agua dulce y terrestres están cambiando de hábitats para mantenerse dentro de sus condiciones ambientales preferidas y es probable que las especies cambien las distribuciones más rápidamente que en el pasado.

A diferencia de la introducción de especies no autóctonas, que por lo general depende del transporte mediado por humanos, la redistribución basada en el clima es omnipresente, sigue patrones repetidos e influye sobre una mayor proporción de la biota terrestre y marina.

El fallo de los acuerdos

A pesar de los acuerdos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el clima seguirá cambiando al menos durante los próximos cientos de años, dada la inercia de los sistemas de circulación oceánica y atmosférica y las especies seguirán respondiendo al mismo, a menudo con consecuencias impredecibles.

Hasta la fecha, todos los principales debates y acuerdos internacionales relacionados con el Cambio Climático se han centrado en las consecuencias socioeconómicas directas de la reducción de emisiones y en los mecanismos de financiación; los ecosistemas naturales cambiantes no se han considerado todavía en detalle.

En este estudio se revisan las consecuencias de la redistribución de especies dirigida por el clima, sobre el desarrollo económico y la provisión de servicios ecosistémicos, incluyendo los medios de subsistencia, la seguridad alimentaria y la cultura, así como las retroalimentaciones sobre el propio clima.

De manera crítica, los efectos omnipresentes de los cambios en la distribución de especies trascienden sistemas o dimensiones individuales, con retroalimentación y vínculos entre múltiples escalas espaciales y temporales, que interactúan entre ellos y a través de la totalidad de los ecosistemas, en los que están incluidos los humanos.

La conclusión es que no se está considerando la redistribución de especies en el contexto de los sistemas terrestres y el desarrollo sostenible; los expertos sugieren que los efectos negativos del cambio climático no pueden ser adecuadamente mitigados o minimizados, a menos que las respuestas de las demás especies se incluyan explícitamente en la toma de decisiones y en los marcos estratégicos de los acuerdos.