Por La Jornada, 9 de junio de 2017

Organizaciones ambientalistas expresaron que ven con escepticismo las promesas del gobierno mexicano de salvar a la vaquita marina, en riesgo de extinción y de la que quedan menos de 30 ejemplares, ya que son las mismas que ha hecho en el pasado, y las acciones emprendidas no han mostrado resultados.

Las medidas de protección de dicha especie aplicadas en los últimos tres años han sido parciales y temporales, mediante políticas con parches, sin una visión a largo plazo. “Desafortunadamente, el nuevo anuncio ha pasado por la presión internacional, no por la convicción del gobierno de proteger a la vaquita”, plantearon Greenpeace, el Centro para la Diversidad Biológica, Comarino y Defenders of Wildlife.

El miércoles pasado firmaron en Los Pinos un acuerdo el gobierno mexicano y las fundaciones Leonardo DiCaprio y Carlos Slim para aplicar medidas de emergencia que salven a la vaquita y al ecosistema del Alto Golfo de California.

Las organizaciones consideraron “desafortunado” que el gobierno federal actúe ante la solicitud de celebridades y empresarios, y no lo haga porque es su responsabilidad. Los compromisos anunciados son buenos, pero deberían haberse establecido desde el inicio de la administración, cuando había al menos 200 ejemplares de la vaquita, señalaron.

Asimismo, advirteron que es urgente desarrollar una estrategia clara para la recuperación de la población del cetáceo, con la autorización inmediata del uso y promoción de las artes de pesca alternativas existentes (las cuales no están permitidas en las leyes y regulaciones actuales), mientras se desarrollan nuevas técnicas de captura sustentables, señaló por su parte el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

En un comunicado, consideró que se debe prohibir el transporte y posesión de redes de enmalle en y alrededor del Alto Golfo de California, además de llevar a cabo de acciones urgentes y coordinadas por los gobiernos de México, Estados Unidos y China para poner fin al comercio ilegal de las vejigas natatorias de totoaba, lo cual impulsa el uso desenfrenado de redes de enmalle en el Alto Golfo de California.