Seis experiencias en San Ramón, Nicaragua. De la práctica agroecológica en la finca a la incidencia política

Ante la crisis alimentaria y ambiental que vivimos a nivel mundial, el trabajo del Movimiento de Campesino a Campesino (MCaC) es una alternativa válida, real y experimentada que ha ofrecido a familias campesinas e indígenas latinoamericanas posibilidades para afrontar las crisis y avanzar en la construcción de la soberanía alimentaria, así como en la protección y conservación del medio ambiente a través de la promoción y divulgación de la agroecología.

Por Leisa, Edición Especial, 24 de enero de 2017

Las organizaciones de agricultores, como la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG), tuvieron un rol importante para fortalecer el MCaC y en la difusión de metodologías agroecológicas de aprender haciendo a través de su Programa Campesino a Campesino (PCAC). A partir de la difusión y experimentación, se ha incrementado la participación de los pequeños agricultores y agricultoras en el desarrollo agrícola sostenible, ayudándoles a mejorar su manejo agrícola y a disminuir poco a poco su dependencia de los insumos externos.

Los campesinos y campesinas han contribuido a la reducción de la erosión y recuperación de los suelos, han reforestado las laderas, han logrado la diversificación y asociación de cultivos, han estabilizado los sistemas de alimentación familiar y han comercializado productos para el mercado, proporcionando a muchos campesinos más autonomía y mejores niveles de organización local para el desarrollo comunitario. A través de ese proceso se ha revalorizado la función de liderazgo que tienen las mujeres en las distintas comunidades, resaltando no solo su función reproductiva sino también su función productiva, potenciando los lazos de solidaridad y reciprocidad de los campesinos y rescatando los conocimientos y la cultura local.

Este artículo presenta resultados de un estudio realizado en el municipio de San Ramón, departamento de Matagalpa, con el propósito de evidenciar cómo las familias campesinas, junto a las organizaciones sociales, instituciones públicas y el gobierno municipal, aportan a una estrategia de desarrollo rural en torno a la agroecología como propuesta alternativa social, productiva, económica y ambiental.1 Además, la práctica de la agroecología constituye una labor de incidencia que busca contribuir al marco jurídico nacional y local de forma que ambos permitan reivindicar y reconocer los derechos humanos de los campesinos y, a la vez, promuevan la agroecología no solo como opción de vida, sino también como una propuesta política de desarrollo rural sostenible.

Contexto nacional

De acuerdo al Instituto Nacional de Información de Desarrollo, INIDE, la población estimada de Nicaragua en el año 2015 era de 6,17 millones de habitantes, de los cuales el 51% era de género femenino y el 49% de género masculino. La densidad demográfica era de 49,5 habitantes por kilómetro cuadrado de tierra firme, sin incluir los lagos. Asimismo, el 58% de los nicaragüenses vive en zonas urbanas y el 42% en zonas rurales. La esperanza de vida al nacer es de 74 años.

Según el Censo Agropecuario realizado en 2011, de las 261 000 unidades de explotación agropecuaria, solo 35 000 –es decir, el 14%– contrataban mano de obra permanente. El resto (86%) no contrataba mano de obra permanente y, por ende, fue clasificado como agricultura familiar.

Este alto porcentaje indica que la agricultura familiar predomina como estrategia de vida entre las familias rurales, ya que estas 226 000 unidades productivas familiares ocupan el 60% de la superficie en finca. En contraposición a ello, las grandes unidades productivas, que corresponden a 35 000 unidades de agricultura no familiar, ocupan el 40% de la superficie en finca.

Caracterización del territorio de San Ramón

El municipio de San Ramón, perteneciente al departamento de Matagalpa, está ubicado a 12 km de su cabecera departamental y a 142 km de Managua, la capital del país. Cuenta con una extensión territorial de 424 km², ocupando el 0,33 por ciento del territorio nacional, y una población estimada de 38 554 habitantes, según datos del año 2010. Se seleccionó el territorio de San Ramón para realizar los estudios debido a las experiencias de agroecología trabajadas en las parcelas o fincas por familias productoras con el apoyo –en distintos momentos– de organizaciones locales que promueven la agroecología.

Hitos sobre el avance de la propuesta agroecológica en San Ramón

Las iniciativas de producción alternativa como la agroecología han estado inmersas en un proceso de construcción conjunta en el que participan las diferentes organizaciones sociales y gremios de productores y productoras que buscan el desarrollo de una nueva ruralidad en Nicaragua y sus territorios. La capacidad de gestión de los productores y productoras es un factor de capital importancia para promover la agroecología, avanzando con sus potencialidades y limitaciones desde una producción convencional hacia otra alternativa, con rostro humano y con énfasis en la protección y cuidado del medio ambiente.

En el caso del municipio de San Ramón se evidencia esta colaboración y articulación entre las organizaciones sociales, los gremios de productores y el gobierno municipal que ha permitido avances positivos en una cultura política de concertación y cohesión social, mejorando así las condiciones de vida de sus habitantes, la protección del medio ambiente y el empoderamiento de las familias campesinas como garantes de su desarrollo.

A fin de corroborar el impacto y escalamiento de la agricultura sostenible en la vida de las familias campesinas en el municipio de San Ramón se realizó una consulta a familias promotoras del Programa de Campesino a Campesino, la cual además hizo posible recoger vivencias, opiniones sobre el avance de la propuesta agroecológica y los resultados a nivel municipal.

Los elementos pertinentes al estudio, recabados en la consulta con las familias de promotoras y promotores del PCaC, se resumen en los siguientes elementos:

  • La búsqueda de alternativas sostenibles está ligada al acceso a la tierra. Muchos de los pequeños agricultores del municipio provienen del sector de la reforma agraria de los años 80. Con el tiempo, muchos productores perdieron sus tierras en el proceso de apertura comercial neoliberal de los años 90 y de globalización.
  • Con la pérdida del poder del gobierno revolucionario (1990) y del apoyo de las instituciones públicas, sin acceso al crédito ni a insumos, las familias campesinas se vieron obligadas a buscar nuevas opciones para la producción de alimentos, o bien emigraron a la ciudad o al extranjero. La agricultura convencional entra en crisis y se dan algunos conflictos por propiedades.
  • A mediados de los años 90 el PCaC nacional reflexiona sobre la necesidad de transcender en sus temas de trabajo y convertirse en un programa que atienda aspectos relacionados con sistemas productivos integrales y trabaje temas relacionados con la fertilidad de los suelos, el manejo de insectos, la ganadería mayor y menor, la tracción animal y la selección de semillas, entre otros. Debemos recordar que hubo resistencia de algunas personas y territorios, en especial de cooperantes, para asumir esta visión, pero que al final terminó aprobándose la nueva visión sobre la base de la demanda y la ampliación de nuevos conocimientos.
  • Para 1998, con el paso del huracán Mitch por Honduras y las copiosas lluvias e inundaciones que se dieron en Nicaragua, los sistemas productivos fueron afectados seriamente. No obstante, se constató que las familias campesinas que habían incorporado prácticas agroecológicas y la metodología PCaC tuvieron mejores condiciones para recuperarse de las pérdidas y la destrucción de las parcelas, evidenciando su capacidad de resiliencia (Holt-Gimenez, 2008). El PCaC colaboró con las autoridades para hacer una evaluación de los daños junto a las cooperativas de la Unión de Cooperativas Agrícolas Augusto César Sandino, UCA San Ramón. En este estudio se evidencia la resiliencia de las fincas con prácticas de agroecología y, sobre esa base, nace una propuesta para la incidencia política y la participación ciudadana.
  • Entre los años 2000 y 2006 se amplía el trabajo del PCaC, llegando a otras comunidades y ganando representación en los espacios de coordinación de la Comisión Municipal de Medio Ambiente por más de una década. En ese tiempo, se apoyó al movimiento con proyectos de cooperación solidaria (Centro de Iniciativas para la Cooperación Batá-CIC-Batá).
  • También son relevantes en todo este proceso los aportes metodológicos y de conocimientos del Movimiento de Productoras y Productores Agroecológicos y Orgánicos (MAONIC), que facilitó conocimientos –en especial sobre la preparación de abonos biomineralizados– a los productores, así como su participación en un diplomado de agroecología en promovido por la Universidad Nacional Agraria (UNA) en coordinación con UNAG y MAONIC.

Asimismo, es preciso mencionar los aportes de metodologías y aprendizajes promovidos por el SIMAS, integrante de la plataforma de organizaciones de la zona alta de Matagalpa, mediante su Escuela de Promotoría Agroecológica.

Incidencia en políticas públicas: de lo local a lo nacional

Cabe mencionar que, en los últimos seis años, las productoras y productores organizados han hecho recomendaciones a las iniciativas de ley propuestas para el fortalecimiento del marco jurídico nacional junto a movimientos sociales, organizaciones y redes que están haciendo trabajo en pro de una agricultura sostenible.

Enumeramos a continuación las leyes que productoras, productores, promotoras y promotores del PCAC, junto a organizaciones locales, gremiales, redes y alianzas, han contribuido a incorporar al marco jurídico municipal y nacional.

A nivel municipal:

  • Ordenanza de medio ambiente. En el año 2007 se conforma un movimiento social, integrado por expresiones organizadas donde participan el PCaC, organizaciones sociales, instituciones públicas y miembros del Concejo Municipal, para impulsar la creación de la ordenanza de Medio Ambiente de San Ramón.
  • Ordenanza no a los transgénicos. Otra de las luchas que encabeza el movimiento campesino en los años 2007-2008 es la elaboración de una ordenanza municipal para la no introducción de transgénicos al municipio; como resultado de ello, en agosto de 2008 el Consejo Municipal de la ciudad de San Ramón declaró al municipio libre de transgénicos mediante ordenanza municipal.

A nivel nacional:

  • Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley No. 693).
  • Ley Sobre Prevención de Riesgos Provenientes de Organismos Vivos Modificados por Medio de la Biotecnología Molecular (Ley No. 705).
  • Ley de Fomento a la Producción Agroecológica u Orgánica (Ley No. 765).
  • Ley de Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica de Nicaragua (Ley No. 807).
  • Diversas organizaciones trabajan por aportar y mejorar la propuesta de una Ley de Semillas que proteja y fomente las semillas criollas y acriolladas.

Evidencias de la agroecología en la vida familiar campesina

Los seis casos de familias agricultoras del municipio de San Ramón muestran evidencias sobre las bondades de la agroecología en sus fincas, beneficiando directamente a la familia, la comunidad y su entorno local.

En términos organizativos. Es importante destacar que las familias han estado afiliadas a una organización gremial o comunal que les permitió acceder a conocimientos y aprendizajes para contribuir al desarrollo socioeconómico y productivo de sus parcelas, ejerciendo un liderazgo por ser reconocidos como promotores referentes en la producción agroecológica de la comunidad y de su municipio.

En términos productivos. Las familias del estudio corresponden a la tipología de pequeños productores, con fincas de cinco a menos manzanas, y una familia del estudio está ubicada en la tipología de productor grande, con más de 20 manzanas.

Estas familias promedian 12 prácticas agroecológicas en la finca, a saber: estercoleras, conservaciones de semilla, cultivos asociados, barreras vivas, cercas vivas, cortinas rompe viento, abonos verdes, incorporación de rastrojos, barreras muertas, biofertilizantes, curvas a nivel y selección de semillas nativas. Cuentan con un promedio de 12 cultivos agrícolas manejados agroecológicamente: granos básicos (frijol y maíz), hortalizas y musáceas. Dos de seis familias manejan ganado mayor y menor. Según datos del estudio de casos, el 71% de las variedades de cultivos agrícolas que utilizan para la producción proviene de variedades de semillas criollas y acriolladas.

Sobre protección ambiental. Las familias han incorporado a su vida una cultura de protección ambiental, el establecimiento de árboles de diferentes especies (energéticas, maderables, frutales, forrajeras), que además brindan un beneficio ambiental a través de la protección de los suelos y de las fuentes de agua, de la creación de microclimas favorables a los cultivos y, sobre todo, de la restauración de un sistema de convivencia que permita la producción de alimentos y la mejora de las condiciones ambientales. Las familias han establecido un promedio de 1 200 árboles en

sus parcelas, cantidad significativa en relación al área total de la finca.

Asimismo, se ve la importancia del rescate y el uso de semillas criollas y acriolladas dadas sus características, sabores, resistencias a las plagas y enfermedades, adaptabilidad a las condiciones agroclimáticas y usos ancestrales. Estas prácticas demuestran que la agroecología no se limita a la parte productiva, sino que juega un importante papel en el rescate cultural y la conservación de la agrobiodiversidad de las familias y comunidades.

Las familias resguardan y hacen uso de nueve variedades de semillas criollas o acriolladas de maíz: criollo, NB6, pujagua, catacama, olote rojo, amarillo, JB16, olotillo y maíz rosa. En el caso del fríjol, se usan diez variedades criollas y acriolladas, a saber: frijol balín, vaina blanca, guaniceño, rojito chilo, renegrido, criollo, negro, alacin, cuarenteno y frijol H. También se usan semillas criollas y acriolladas en diversos cultivos como: guineo caribe blanco, caribe rojo, patriota, manzano, filipito, dátil, coco, patriota y cuadrado; yuca roja, blanca, criolla y ceiba nativa; quequisque rojo y blanco, malanga criolla; plátano criollo y tomate criollo, entre otras variedades que se cultivan a menor escala en los huertos de patios.

En términos de seguridad alimentaria y nutricional. La producción de la finca genera un importante aporte para la alimentación familiar, garantizando alimentos todo el año. Es importante destacar que, si bien hay productos que son la base de la seguridad alimentaria, las familias complementan su dieta con productos comprados fuera de la finca. Se logró identificar 12 productos generados, entre ellos maíz, café, frijol, guineo, malanga, quequisque, frutas, huevos, verduras, millón y plátanos. Las familias, consumen seis productos que no producen en la finca, como azúcar, arroz, aceite, cuajada y crema. También consumen carne de ave, res y cerdo –importante fuente de proteína– proveniente tanto de la cría como de la compra en el mercado.

Sobre los ingresos de las familias. Las familias que implementan prácticas agroecológicas en sus fincas complementan sus ingresos con otras actividades económicas, lo que les permite contar con solvencia económica durante todo el año. Las dinámicas económicas que generan recursos provienen de dos fuentes: agrícolas y no agrícolas. Los ingresos anuales de las familias provienen de la venta y comercialización de los productos generados en la finca; a su vez, los ingresos no agrícolas provienen de las actividades de educación, del trabajo temporal y de pequeños negocios que aportan a la economía familiar.

Las familias tienen un promedio de ingresos anuales entre US$ 1 923 a US$ 2 623, de los cuales el 53% es proveniente de la producción de la finca y el 43% de las actividades no agrícolas. Los egresos por educación, salud, vestuario, compra de alimentos promedian US$ 2 098, anuales. Este análisis evidencia la importancia de la agroecología en la vida y economía familiar.

De acuerdo a las entrevistas, no se registró que las familias tuvieran acceso a créditos para la producción o el desarrollo de la cadena de valor de la producción agroecológica en sus fincas. A pesar de no tener acceso a crédito para las fincas, el buen funcionamiento de las mismas demuestra que estas familias vienen generando nuevas capacidades y cierta autonomía financiera.

En iguales condiciones se encuentra el tema de la comercialización de la producción agroecológica, pues no existen políticas favorables en los mercados locales para la venta de alimentos sanos. Sin embargo, en ciertos momentos del año se realizan ferias locales, promovidas tanto por las organizaciones locales como por el gobierno municipal, con el propósito de vender sus productos al consumidor de manera directa, aun careciendo de un verdadero posicionamiento para la producción agroecológica.

Valoración general de las experiencias

A la luz de los estudios de caso, los aportes brindados por las promotoras y promotores del grupo focal realizado en San Ramón y de las organizaciones permiten elaborar la siguiente valoración:

  • La transición agroecológica en las fincas ha permitido fortalecer el capital físico, humano, social, natural y económico de las familias campesinas al proveerlas de conocimientos, prácticas y recursos. Como resultado, se evidencian significativos cambios en sus fincas y es razonable prever que estas irán convirtiéndose de manera progresiva en sistemas de producción sostenibles y eficientes que garantizarán su seguridad alimentaria.
  • Con las prácticas agroecológicas es factible restaurar los valores culturales campesinos y crear sistemas de producción resilientes ante los embates del cambio climático.
  • Las familias campesinas han mejorado sus recursos clave para la producción de alimentos, tales como suelo, agua, semillas y animales, reduciendo de manera drástica el uso de agroquímicos y permitiendo un trabajo más seguro para la salud de la familia y el medio ambiente.
  • La integración de la familia y el reconocimiento del aporte de las mujeres ha sido fundamental en las relaciones al interior del núcleo familiar, en la producción y en la sostenibilidad del desarrollo.
  • El intercambio de experiencias, el testimonio de las familias estudiadas y la experimentación en la propia parcela permiten mayor potencialidad para trabajar en el escalamiento y la transferencia de conocimientos a otras familias a fin de que adopten la agroecología como práctica de vida y como sistema productivo.
  • La agroecología ha permitido mejorar la dinámica social, colectiva y participativa, lo que conlleva a una cohesión social y a la formación o fortalecimiento de las redes de desarrollo en los ámbitos de la producción, el cuidado del medio ambiente y el consumo de alimentos sanos.
  • En el municipio de San Ramón existe un fuerte movimiento social constituido por un tejido de relaciones entre los gremios de productores, organizaciones sociales, instituciones públicas y el gobierno municipal que ha concertado propuestas para fortalecer el marco legal territorial para la protección del medio ambiente y la seguridad alimentaria.
  • Las organizaciones sociales han acompañado al movimiento campesino con recursos financieros, humanos, conocimientos y contactos para fortalecer su incidencia en otros territorios en el ámbito nacional, sirviendo de modelo en la lucha social para fortalecer el marco jurídico.
  • Las experiencias del estudio demuestran que la agroecología ha permitido que los productores y productoras sean los garantes y controlen las iniciativas clave para su progreso y seguridad alimentaria. Asimismo, los productores han convertido la agroecología en un proceso pluralista que busca la complementariedad y las alianzas a todos los niveles.

Martín Cuadra

SIMAS

manejo-informacion@simas.org.ni

Jorge Irán Vásquez

PCaC-UNAG

jorgeiranus@yahoo.com

Referencia

  • Holt-Gimenez, E., 2008. Campesino a campesino. Voces de Latinoamérica Movimiento Campesino para Agricultura Sustentable.
  • Managua: Simas.