Por Greenpeace, 5 de diciembre de 2016

Peña Nieto presumió que con el decreto de hoy de cuatro nuevas ANP: la gran  reserva del Caribe Mexicano, la Sierra de Tamaulipas, las Islas del Pacífico y el Pacífico Profundo, México no sólo cumplió con el 10% de superficie marítima protegida establecida en la meta 11 de Aichi sino que se duplicó al alcanzar el 23% y además a cuatro años del 2020, plazo establecido para que las naciones alcanzarán dicha meta.

Greenpeace y el Centro para la Diversidad Biológica celebran este anuncio, sin embargo, alertan de la existencia de numerosas incongruencias entre los hechos y su discurso de protección de los recursos naturales, respeto e integración de las culturas y prácticas de las comunidades y pueblos indígenas y la inclusión social y el desarrollo económico teniendo como eje la biodiversidad.

Frente a los delegados de más de 196 países del mundo participantes en esta COP13, Peña Nieto habló de la importancia de conservar el material genético del maíz, de que los sectores productivos deben integrar criterios de biodiversidad, de conservar la riqueza natural y de que los decretos de protección no se queden en letra muerta. Ese fue su discurso.

En los hechos, aunque triplicó el número de hectáreas de superficie protegida, la tercera parte que ya existía carece de mecanismos efectivos para implementar dicha protección. De las 176 ANP existentes hasta hoy,  sólo 108 cuentan con un plan de manejo.

¿Más ANP? Está bien, pero que cuenten con Planes de manejo y líneas de ejecución efectivas y que no resulten infructuosas como en el caso de la Vaquita Marina, cuya muerte incidental de ejemplares siguió presentándose aún después de que se decretó la prohibición de uso de redes de enmalle porque no existen recursos ni infraestructura necesaria para llevar a cabo una efectiva vigilancia de la aplicación de la veda en la región. Peña Nieto nada dijo de que  nuestro país no ha alcanzado la meta 12 de Aichi relativa a evitar la extinción de especies.

Enrique Peña sí habló de la integración de la biodiversidad y su cuidado como eje para consolidar el desarrollo económico, la inclusión social  y la protección del medio ambiente y  ”lo ilustra -dijo- la batalla que estamos dando para salvar a la Vaquita Marina”.

La vaquita marina es un ejemplo de pérdida de biodiversidad, pues el mamífero marino en mayor riesgo de extinción, por ello es de suma importancia abordar este tema en la COP. La Meta 12 de Aichi establece que para 2020, se habrá evitado la extinción de especies amenazadas identificadas y se habrá mejorado y sostenido su estado de conservación, especialmente el de las especies en mayor disminución.

”En esto ha fallado el gobernó mexicano, ya que con menos de 60 ejemplares la vaquita está en riesgo de desaparecer, y hasta la fecha no hay una política pública que garantice su protección más allá de abril del próximo año. Además la pesca ilegal de totoaba continua siendo la principal amenaza para su supervivencia”, advirtió Alejandro Olivera del Centro para la Diversidad Biológica.

Rual  Verdugo,  pescador de la cooperativa la Vaquita de los Angulo, presente en la reunión, dijo que claramente las medidas propuestas por el gobierno no han solucionado de fondo el problema. A tres meses de que termine el tema de la veda y la compensación económica para los pescadores aún no cuentan con alternativas de artes de pesca sustentable ni se les ha dado información que les dé certidumbre de lo que viene.

”Las instituciones de gobierno encargadas de la innovación pesquera aún no generan las alternativas que permitan el desarrollo social de la zona y desincentive la pesca de totoaba”, señaló por su parte Miguel Rivas, coordinador de la  campaña de Océanos de Greenpeace México.

Rivas también apuntó que mientras Peña Nieto habló de la conservación de los recursos naturales y el turismo, en el estado de Quintana Roo, ahí mismo donde tiene lugar la COP y el discurso del mandatario, las pérdida de manglar y el fortalecimiento de la industria turística de forma no sustentable siguen presenten.

Como ejemplos de que los intereses de las empresas y otros sectores económicos están por encima de la protección real de los ecosistemas marinos están el proyecto de los 800 Palafitos en Holbox y la ampliación del puerto de Veracruz que está poniendo en riesgo el sistema arrecifal veracruzano.

Enrique Peña Nieto abrió su discurso haciendo referencia a las culturas ancestrales de nuestro país y la importancia de reconocer su cultura y retomar sus prácticas y el tipo de relaciones armoniosas que sostenían con el medio ambiente al tiempo que en nuestro territorio se sigue permitiendo y promoviendo un sistema de cultivos mecanizado, así como la siembra de soya transgénico y el uso de pesticidas.

”En contraposición a la meta 18 de Aichi, la cual plantea la relevancia de los conocimientos, innovaciones y prácticas tradicionales de las comunidades indígenas y locales, pertinentes para la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica; la política agroindustrial del gobierno federal da un espaldarazo a las grandes industrias y vulnera a las comunidades de campesinos y de indígenas y sus sistemas tradicionales de producción de alimentos, permitiendo la extracción ilegal de agua de pozos, la contaminación de los cuerpos de agua con el uso de agrotóxicos y la deforestación e incluso, permitiendo el despojo a las comunidades de bienes naturales comunes”, comentó Aleira Lara, líder del proyecto de Comida Sana de la organización ambientalista.

Esto es reflejo de un modelo que mercantiliza la biodiversidad y que no promueve su conservación.

Los apicultores y campesinos mayas de distintas comunidades de Hopelchén, junto con organizaciones comunitarias, de derechos humanos y académicos han podido constatar la dimensión de los daños ambientales que se están generando en Península de Yucatán, en donde los desmontes para favorecer la siembra de soya convencional y transgénica no están siendo controlados por las autoridades.

La selva de Campeche, baluarte del patrimonio biocultural de México, está siendo destruida por el avance voraz de la agricultura industrial. Desde hace más de 10 años, las áreas forestales del municipio de Hopelchén, Campeche se han visto afectadas por una grave situación de deforestación. Entre los años 2000 y 2008, se perdieron casi 22,300 hectáreas. Para el 2013, desaparecieron más de 38 mil hectáreas de cobertura forestal en el estado de Campeche.

Greenpeace reitera que el discurso fue bueno, pero esperamos que se traduzca en acciones, promoviendo planes de manejo de las áreas naturales protegidas e impulsando una política pública de agricultura ecológica.

Para mayor información comunicarse con Angélica Simón al 04455 40 84 53 20 y al correo asimon@greenpeace.org